Llamaba la atención aquel carro en la avenida Enrique Tejera de Valencia, el Dodge Challenger estaba estacionado aquella fría noche del mes de septiembre de 1988. La avenida estaba solitaria aquella madrugada.
El tronar del motor del vehículo alertaba que estaba próximo a arrancar, Arturo, venía caminando a las dos de madrugada cuando intenta cruzar la avenida. Mira el vehículo con las luces apagadas y el motor encendido; mientras el alumbrado público dejaba ver el misterioso carro.
Se sorprendió cuando escuchó el sonido de los cauchos mientras intentaba cruzar, llegó a la isla corriendo. Mientras que el carro le pasó a centímetros de las piernas, vio el carro volver en el próximo retorno.
Otra noche, Antonio venía caminando un poco distraído, mientras guardaba sus manos del frío en la roída chaqueta de blue jean y observa el misterioso carro. Le llamó la atención el Dodge aparcado en el lugar… apenas intentó cruzar aceleró buscando embestirlo.
El hombre quedó en el medio de la isla para ver el celaje del carro negro pasar a pocos centímetros de donde estaba. Pensó que podría ser algún enemigo oculto, pero cuando cruzaba la calle escuchó que el carro venía con todas las fuerzas en el asfalto de la avenida pasando de forma rauda.
El carro en la avenida Enrique Tejera de Valencia
Las personas hablaban de aquel carro, ya el mismo había causado miedo a varias personas. Sobre todo en los meses de invierno, unos creían y otros lo contaban como leyenda, pero el conductor de aquel automóvil buscaba siempre atropellar a alguien.
Unos decían que el carro siempre lo veían luego de la una de la madrugada estacionado en algún sector de la avenida. Unos decían de las maniobras que hacía el hombre que iba al volante. Ya que conocía muy bien la avenida, parecía como un piloto de carreras retirado…
Una noche de aquel año, mientras Amilcar trataba de cruzar la avenida escuchó a menos de veinte metros divisar el Dodge negro, de hecho, intentó correr hasta que cruzó por completo la avenida, para luego ver el carro pasar.
Poco se conoce de alguna seña, de aquel carro, el cual el sonido del motor sigue retumbando en los malos recuerdos de algunas personas que caminaban por la avenida. Unos decían que apenas el conductor veía que alguien quería cruzar aceleraba el carro.
No hubo pistas desde aquel año, como se dijo que el mismo vehículo lo veían en otros sectores de la avenida Las Ferías en horas de la madrugada. Unos decían que no daba tiempo de ver si tenía placas o no… pero de aquel Dodge Challenger color negro más nunca se supo.
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