Un avión ruso Tupolev que despegó la madrugada este domingo de Moscú, cayó a las aguas del mar Negro tras haber hecho escala en el balneario de Sochi para abastecerse de combustible.
La nave, un Tu-154 en la que viajaban 84 pasajeros más ocho tripulantes, se dirigía a Siria y debía aterrizar en la base aérea de Jmeimim, donde Rusia tiene una agrupación de aviones de guerra. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, confirmó que no hay sobrevivientes.
El presidente del país, Vladimir Putin, ha ordenado al primer ministro, Dimitri Medvedev, que abra y lidere una investigación para aclarar las causas del siniestro.
El avión se ha estrellado poco después de haber despegado desde Sochi, donde había realizado escala para dirigirse a la base rusa de Latakia, en Siria. La mayoría de los pasajeros, 64, eran artistas, integrantes del conjunto de canto y danza Alexándrov —conocido con el nombre de Coro del Ejército Ruso—, el resto eran militares y nueve periodistas, entre ellos del primer canal ruso, NTV y de la televisión Zvezdá (Estrella, canal militar) que iban a celebrar el Año Nuevo con las tropas.
A bordo se encontraban también dos funcionarios y la presidenta de la fundación Spravedlívaya Pomoshch (Ayuda Justa), Yelizabeta Glinka, más conocida como doctora Liza, que desde finales de los años 90 se ha dedicado a acciones humanitarias médicas tanto en el extranjero como en Rusia. Después de estallado el conflicto en el este de Ucrania, la doctora Liza logró sacar a decenas de niños enfermos. La doctora llevaba a Siria una partida de medicamentos.
El avión había desaparecido de los radares a las 7.25 hora local (dos menos en la España peninsular), poco después de despegar del aeropuerto de Sochi. Los restos del aparato han sido localizados en las aguas del mar Negro, a un kilómetro y medio de la costa.
El Ministerio de Defensa, al que pertenecía el Tu-154, informó de que los fragmentos del avión se encontraban a 50-70 metros de profundidad. De acuerdo con los análisis preliminares de los especialistas, la tragedia se produjo por un fallo técnico o un error del piloto. El jefe del comité de Defensa del Senado ruso, Víktor Ózerov, ha descartado la posibilidad de que el accidente pueda ser el resultado de un atentado terrorista.
La tripulación de la aeronave no dio ninguna señal de alarma, según la torre de control de Sochi, y la condiciones meteorológicas eran relativamente buenas, por lo que el mal tiempo no pudo haber motivado el accidente. Los pilotos eran experimentados y el aparato había pasado las revisiones técnicas correspondientes.
En cuanto a las posibles causas del siniestro, Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, se ha mostrado prudente y ha dicho que «es demasiado pronto» para hacer afirmaciones al respecto. A la zona de la caída del avión se han enviados equipos de rescate tanto en barcos como en helicópteros. Desde un primer momento, no hay indicios de que nadie haya sobrevivido y ya se han empezado a recuperar los cuerpos de las víctimas. Hay 63 buzos trabajando en la zona y en las próximas horas llegarán otros 50. «La zona del siniestro del avión Tu-154 ha quedado delimitada. No se han visto supervivientes», ha asegurado en un comunicado el ministro de Defensa.
Con información de El Pais