El papa Francisco, rompió con el protocolo de confesarse en privado, y optó por descender del altar de la Basílica de San Pedro, y acudió a uno de los confesionarios, ante el cual se arrodilló por aproximadamente dos minutos y medio.
El pontífice se produjo poco antes de que él y otros sacerdotes debieran escuchar la confesión de los fieles que acudieron al lugar.
Durante la misa, presidida por el Papa, comentó la importancia del Sacramento de la Reconciliación mejor conocido como «confesión», previo al cuarto domingo de cuaresma.
Durante su catequesis, había expresado, «¿Quién de nosotros puede presumir de no ser un pecador? Ninguno (…) cambiar de vida no es cuestión de un momento o de un periodo del año, sino que se trata de un compromiso que ‘dura toda la vida'», expresó el sumo pontífice.
Con información de DailyMail