Dilma Rousseff, presidenta electa de Brasil destituida en 2016, instó al pueblo de Brasil a estar atento ante “una posible radicalización del golpe de Estado”, que la desplazó de su cargo y que busca la ruina del país sudamericano.
Rousseff aseguró este miércoles durante el acto de toma de posesión del nuevo directorio nacional del Partido de los Trabajadores (PT), que en Brasil existe una especie de tradición para “acentuar y radicalizar los golpes”, al recordar que la dictadura militar, en 1964, luego se convirtió en una maquinaria de matar, torturar, exiliar y encarcelar en 1968.
La presidenta electa de Brasil afirmó que “día a día la historia mostró que aquello que estaba en el terreno de la especulación durante todo el proceso de impeachment, hoy está confirmado: es un hecho que hubo un golpe de Estado en Brasil”.
En la ceremonia, el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que con Gleisi Hoffmann, líder del PT, surge un nuevo modo de hacer discursos: con vigor, pero también con ternura y delicadeza. “Gleisi será una grata y extraordinaria sorpresa para el PT”, previó.
El exmandatario aseveró que su partido “no dará tregua en la lucha por elecciones directas. Queremos no solo la salida de Michel Temer, sino también frenar las reformas puestas en marcha por su gobierno y que sea el pueblo quien elija en las urnas a su presidente”.
El expresidente finalmente resaltó la importancia de “agrupar las fuerzas de izquierda y de la obligación moral, política y ética, que tiene el Partido de los Trabajadores de decirle al pueblo qué caminos vamos a seguir para recuperar la economía, el empleo y volver a ser protagonistas internacionales”.
Con información de Telesur
