Hace 435 años se implantó el Calendario Gregoriano, lo cual representó una reorganización del calendario juliano que se utilizaba en gran parte de Europa. La iniciativa del papa Gregorio XIII, desapareció 10 días al mes de octubre, lo que dio como resultado que del 4 se pasó al 15 de octubre de 1582.
El calendario anterior, había sido creado por el mandatario romano Julio César, 46 años antes del nacimiento de Jesucristo, pero tenía un pequeño problema: estaba desfasado respecto a las estaciones.
Se mantenía de ese modo, pues fue la forma que encontró Julio César para que las estaciones cayeran siempre en los mismos meses, aunque los cálculos no fueron del todo correctos.
A pesar de incluir el día bisiesto cada cuatro años, creían que un año solar duraba 365,25 días, cuando en realidad la cifra correcta es 365,242189. Son 11 minutos que podrían parecer insignificantes, pero año a año se iban acumulando.
En este sentido, Gregorio tuvo conocimiento de que con el paso del tiempo, fechas emblemáticas para el catolicismo como la Semana Santa cada vez se celebraban un poco más tarde cada año.
De seguir postergándose este error, la Pascua se conmemoraría en verano en el hemisferio norte. El papa, que fue asesorado por una comisión que lideraban el astrónomo jesuita Christopher Clavius y el físico Aloyisius Lilius, por lo cual tomó la decisión de reorganizar el calendario.
Para este reajuste era necesario eliminar los días del 4 al 15 de octubre de 1582, lo cual fue oficializado. Italia, España, Francia y Portugal fueron los primeros en implementar el nuevo sistema en el almanaque.
Otro dato curioso:
Es importante señalar, que los países donde se implementaban las religiones protestantes, anglicanos y ortodoxos tardaron en ver las ventajas del Calendario Gregoriano. No eran partidarios de seguir los pasos de los católicos, pero terminaron aceptándolo finalmente.
Con el reajuste del calendario surgió uno de los hechos históricos más emblemáticos como la celebración del Día internacional del Libro, que conmemora la muerte de William Shakespeare y Miguel de Cervantes en 1616, por el supuesto fallecimiento de ambos el mismo día, sin embargo esto no fue así debido a que Inglaterra no adoptó el calendario gregoriano hasta 1752.
Por consiguiente, para los ingleses, Shakespeare murió el 23 de abril, pero para los países católicos ocurrió el 3 de mayo.
Con información de Telesur