Con gran emoción, peruanos recibieron al Papa Francisco en Lima, acompañados con globos blancos y amarillos, banderas y sus rostros sonrientes, acompañados de lágrimas. A su paso, algunos periodistas rompieron el cordón de seguridad en Faucett. Entre los asistentes se encontraban personas provenientes de Ica, Huancayo, Huancavelica, o de Venezuela y Brasil, a la espera de la bendición de Francisco.
La primera parada fue la imagen de la Inmaculada Virgen María, en el cruce de las avenidas Del Ejército y Brasil, en Magdalena, donde dejó su vehículo Fiat 500L para tomar el papamóvil. A las 5:30 de la tarde, miles de vecinos lo recibieron con emoción, mientras el “coro de ángeles” de Marita Cabanillas ponía música al encuentro con “Unidos por la Esperanza”.
En medio de los gritos de bienvenida al Papa, el alcalde de Magdalena, Francis Allison, dio el primer saludo, seguido por Eduardo Bless, de San Miguel, y Luis Castañeda Lossio, de Lima, quien además le entregó las llaves de la ciudad.
Detrás, al lado de los burgomaestres de Lima y Callao, estaba el obispo jesuita Luis Bambarén, quien se acercó y lo saludó efusivamente.
Pasaban los minutos y el cardenal Juan Luis Cipriani miró con seriedad a la seguridad del Papa, dijo “vamos” y apuró la marcha. El Sumo Pontífice, al ver la premura de la organización, decidió subir al papamóvil para iniciar su recorrido por la Av. Brasil, hacia la Nunciatura Apostólica.
Los fieles
En el recorrido, a la altura de las avenidas Javier Prado con Brasil, los esposos Lawrence y Rosita Cheung, con banderas de Brasil y China, capturaban la atención de otros asistentes.“Venimos desde Río de Janeiro. Somos de una comunidad católica de solidaridad, muy creyentes en la Virgen María. Cuando supimos que el Papa venía a Sudamérica escogimos el Perú”, dice Rosa, quien regresará junto a su esposo a Río el lunes 22.
Una cuadra después, en silla de ruedas, Soledad Ballón recuerda que a los 22 años vio a Juan Pablo II y, ahora, siente un gran privilegio de ver por segunda vez a un Papa. “Le pediré salud para todos, paz en nuestro país y unión”.
Esos pedidos se mantuvieron en el óvalo de la Brasil, donde personas con discapacidad, adultos mayores, niños, vecinos en los balcones de sus casas y congregaciones religiosas solo esperaban una bendición.
Los niños
Francisco siguió su camino hacia el Hospital del Niño. Allí, cerca de 100 pacientes salieron hacia el frontis y al balcón bajo la supervisión de sus padres y personal de enfermería. Todos esperaban que el Papa se estacione unos minutos para recibir bendiciones.
Estaban en silla de ruedas, en pijama y sandalias en pleno frío de la tarde. Adriano, de 12 años, tenía con fiebre, lo que asustó a las enfermeras. Él se negó a la amenaza de regresar al hospital y así lo expresó con lágrimas. “No me quiero ir de aquí, voy a esperar al Papa”, decía. El pequeño tiene un mal llamado ‘rash’ que le hace sentir calentura en la piel. “No podemos, papacito, tranquilo ¿ya? Toma agua”, le decían las enfermeras.
También estaban James Cóndor y Adriano, de 3 años, cuyos padres solo esperaban un milagro para sanar sus enfermedades. Si el papa Francisco baja a saludar yo le diría que me haga un milagro”, decía la mamá de James. “¿Qué le pediría al Papa? Una bendición. Esperamos un poco de su bendición para mi hijo para que se recupere pronto”, contaba el padre de Adriano.
Pero Francisco pasó como una estrella fugaz por la avenida Brasil. Hasta que llegó a la Nunciatura Apostólica, en Jesús María, donde más de 2 mil personas lo recibieron con cánticos y vivas. Allí dio sus primeras palabras: “Muchas gracias por haber venido hasta aquí. Gracias de corazón, quisiera darles a todos ustedes y a sus familias una bendición. Recen por mí, no se olviden, muchas gracias”, dijo para luego rezar un Ave María con los feligreses.
Incidentes en la Nunciatura
– En los exteriores de la Nunciatura Apostólica se registraron incidentes. Algunos jóvenes que esperaron la llegada de Francisco presentaron descompensaciones. Los bomberos tuvieron que atenderlos y algunos fueron llevados a hospitales cercanos, como medida de precaución.
– En una zona cercana, una maleta negra generó alarma. El objeto había sido abandonado a escosos metros. Personal de la UDEX examinó la maleta y determinó que no representaba un peligro.
Con información de La República
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