Este domingo, los Philadelphia Eagles consiguieron su primera Super Bowl al doblegar a Tom Brady y sus New England Patriots en una final memorable (33-41).
El broche de oro al cuento de hadas protagonizado por Nick Foles, que de actor secundario se convirtió en el héroe que guió a los Eagles a su primer trofeo Vince Lombardi.
Los de Doug Pederson no acusaron la presión y haciendo gala de su condición de ‘underdogs’ (a priori, víctimas) redondearon una temporada para el recuerdo sometiendo a la dinastía de los Patriots de Tom Brady y Bill Belichick.
El U.S. Bank Stadium de Minneapolis fue el escenario de un encuentro de poder a poder, marcado por la eficacia de ambos ataques. En un contexto en el que Brady (28/48 pases completados, 505 yardas y 3 TD) se mueve como pez en el agua, Foles (28/43, 373 yardas y 3 TD) aceptó el envite y acabó ganándole la partida al tres veces MVP de la NFL.
El partido con más yardas de la historia acabó cayendo del lado de Philadelphia, que estrena su casillero en su tercera final, vengándose además de su verdugo en 2005.
Los Eagles empezaron por delante en el marcador y fueron poco a poco distanciándose gracias a la gran labor de Foles, que conseguía conectar una y otra vez con sus receptores. También LeGarette Blount hacía estragos en la defensa de su exequipo con el juego terrestre.
El running back, ganador de dos anillos con New England, culminó una carrera de 21 yardas con un touchdown que ponía tierra de por medio en el marcador (3-15).
Brady no era capaz de encontrar a Gronkowski y perdía además a Brandin Cooks, conmocionado tras una violenta embestida de Jenkins. Además, tampoco Gostkowski tenía su día.
El kicker falló un field goal tras un error en el snap y volvió a errar incomprensiblemente en un extra point. Un mal presagio para el equipo de Belichick, que se encomendaba a su gran estrella para lograr otra remontada épica.
Con información de Mundo Deportivo