Como cada 17 de marzo, y a las puertas del otoño austral y de la primavera en el hemisferio norte, San Patricio hace salir a la calle a millones de personas en Irlanda que celebran al misionero cristiano y su símbolo del trébol vestidos de verde, disfrazados de duendes y con grandes desfiles y un desorbitado consumo de cerveza.
El Día de San Patricio es una de esas fiestas de las que hace años apenas conocíamos algo y que comienzan a convertirse en ineludibles en nuestro calendario. Se puede decir que, sin parecerse, es el otro Halloween a todo el mundo, y en el que año tras año el color verde protagoniza un sinfín de actividades lúdicas que sitúan en el mapa a un pequeño país con raíces y descendientes repartidos por los cinco continentes.
Para los irlandeses es el día de la patria, de la unidad y del orgullo nacional con un marcado sentido religioso, pero para el resto del mundo es una celebración alegre y con suficientes ingredientes como para vivirla en la calle y sumarse a la marea verde de chaquetas, gorros y tréboles.