A pocos meses de la cita electoral estadounidense, las milicias armadas surgen como nuevos actores bajo la excusa del racismo y el abuso policial.
En principio a estos grupos violentos se les vinculaba con la extrema derecha. Se escudaban en la segunda enmienda de la constitución estadounidense.
Algunos se visten con uniformes de combate y portan armas de uso militar. Adoptan nombres como Oath Keepers (Custodios del Juramento), Three percenters (Los tres por ciento) y Posse Comitatus (Fuerza del condado).
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Pero ahora surge un nuevo protagonista que recuerdan la época de los Panteras Negras. Se trata de una especie de milicias armadas negras de autodefensa contra el racismo policial y de supremacistas blancos.
Las protestas contra el racismo continúan extendiéndose por todo el país con violentos disturbios. Al compás de las reyertas surgen acusaciones que pesan sobre las campañas electorales de Donald Trump y Joe Biden.
Los expertos en temas electorales aseguran que las milicias armas podrían afectar la sensibilidad de los electores. Influencers y artistas que se posicionan a favor de las luchas antirraciales ganan seguidores al tiempo que estimulan las confrontaciones.
Milicias armadas se reproducen
El candidato demócrata, Joe Biden, en un discurso desde Pittsburg, acusó a Trump de incitar a la violencia. Además señaló que el mandatario es incapaz de resolver la crisis, pues busca el caos en lugar del orden. El demócrata también sostiene que las milicias armadas actúan amparadas en sus consignas y en el discurso del supremacismo blanco.
Por su parte, el presidente Trump Donald Trump enarbola la bandera de la ley y el orden frente a las protestas de los negros. El mandatario condena la ola de violencia y saqueos que se extienden por diferentes estados. “Estos no son actos de protesta pacífica, son actos de terrorismo nacional”, dijo.
La muerte del cualquier afroamericano bajo cualquier circunstancia desata de inmediato protestas y vandalismos por parte de milicias armadas. Se trata de cuadrillas de civiles armados que operan en distintas ciudades. Donde se presentan crean caos y vandalismo.
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Las autoridades estadounidenses estudian la posibilidad de designar a Antifa (abreviatura de antifascistas) como una organización terrorista. A sus activistas se les vincula con diversas tácticas de protesta, incluidos daños a la propiedad y violencia física. Hostigan a aquellos que identifican como supremacistas blancos o de extrema derecha.
