Un elegante zapato de piel de cabrito y seda, que perteneció a María Antonieta, la última reina de Francia; será subastado este domingo en Versalles, anunció la casa de ventas Osenat.
El zapato, en buen estado, tiene una longitud de 22,5 centímetros, es de seda en la parte frontal y de piel de cabrito en la trasera. Tiene una suela de cuero y está rematado con cuatro cintas plisadas superpuestas. El tacón mide 4,7 cm de altura.
Además, el zapato blanco de María Antonieta (1755-1793), con un precio estimado de entre 8.000 y 10.000 euros (9.400 y 11.700 dólares); es una de las piezas destacadas de esta subasta titulada “La realeza de Versalles”.
Zapato de seda de María Antonieta
El zapato lleva su nombre en el talón y Jean-Pierre Osenat, de la casa de subastas que realiza la venta; dijo que se cree que lo usó regularmente durante la vida diaria en el palacio.
“Esta subasta se realiza en un contexto de incertidumbre para los franceses respecto a sus valores, y muchos de ellos se aferran a la historia de Francia”, dijo Osenat. “María Antonieta es alguien que despierta el interés del mundo entero”.
El calzado había terminado en manos de Marie-Emilie Leschevin, una amiga cercana de la camarera principal de la reina; cuyo marido también murió en la guillotina. El zapato quedó a manos de las generaciones posteriores de la familia de Leschevin.
¿Cómo era la reina María Antonieta?
María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena, conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, nació siendo la Archiduquesa de Austria en noviembre de 1755. En mayo de 1770, a la edad de 14 años, se casó con Luis Augusto, Delfín de Francia (es decir, heredero aparente al trono) y se convirtió en Delfina de Francia con la unión. En mayo de 1774, Luis Augusto asciende al trono, convirtiéndose en Luis XVI, rey de Francia y Navarra, y María Antonieta en su reina.
Versalles fue la corte real y el hogar de ambos, que reinaron desde 1774 hasta 1793. Era conocida por sus generosos gastos; la afición de María Antonieta por la moda, las joyas y el juego no le sentaba bien al país, que se encaminaba a graves problemas financieros.
Se decía que su estilo de vida cada vez más lujoso era el catalizador del continuo peligro fiscal del país. Su famosa frase “¡Que coman pastel!”; dicha presuntamente cuando le dijeron que la población francesa, particularmente la de París, se estaba muriendo de hambre debido a la falta de pan.
Después de la ejecución de su esposo por guillotina el 1 de enero, el 21 de octubre de 1793; María Antonieta fue ejecutada bajo la guillotina en la Place de la Concorde, el 16 de octubre de 1793; en el apogeo de la Revolución Francesa. Está enterrada en la necrópolis de los reyes franceses en la Basílica de Saint-Denis, al norte de París.
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