Olga buscaba la entrada de dinero en el año 1998 el emprender en aquellos años era llamado “rebusque”. La casa de las máscaras sigue siendo un misterio en La Guaira; la mujer estaba enferma y mientras lloraba hacía caretas de porcelana.
Sentía dolor y rabia mientras hacía aquellas caretas que colocaba fuera de su casa para poder venderlas. Su marido se había ido con Brenda su mejor amiga y mientras empleaba horas en hacer sus obras; lloraba desconsoladamente.
Muchas de sus lágrimas caían en aquellas caretas que ella mantenía en casa muchas de esas con la cara triste. Pedía al cielo que le diera valor para seguir trabajando en lo que ella quería que era hacer caretas; una mujer vino y compró 20 de sus obras para llevarlas a Barquisimeto.
Cada vez que hacía una careta de porcelana se la colocaba y reía y de decía que esas caretas le robaban el dolor. “Al menos me siento otra cuando me pongo una de ellas”; se sorprendió que aquella mujer se llevara todas las obras que había hecho.
La mujer era una doctora muy conocida en el estado Lara de nombre Raquel; pasó por La Guaira y se enamoró de las caretas. El marido de la doctora no le pareció buena idea comprarlas. “No tienes que hacer con el dinero y te vas a llevar 20 de esas cosas”; le decía el marido.
La casa de las máscaras
Bárbara una de las hijas de la doctora no estuvo de acuerdo en aquella compra; “y que vas a hacer con tantas caretas de esas”, le dijo la joven. Pero la doctora estaba muy contenta con aquellas obras que hacia la mujer de La Guaira.
A los pocos días de aquella venta, Olga, la creadora de aquellas caretas murió; un fuerte dolor de cabeza y una crisis depresiva; la llevaron poco a poco a la muerte. De hecho murió entre las pinturas y la arcilla.
Al mes de ser colocadas esas caretas en una pared en la casa de la doctora comenzaron los problemas en aquella casa; el marido quedó sin trabajo y de paso cayó en la bebida; Raquel no creía que empezaba la mala suerte para ella y su familia.
Una de sus dos hijas murió en un accidente de tránsito era como si algo malo estuviera dentro de la casa. La doctora había colocado las máscaras en una pared que se veía hacia la parte de afuera.
De hecho, una noche entraron unos delincuentes mientras buscaban que robar la doctora se sorprendía de todo lo que estaba viviendo. Uno de los malandros antes de disparar a la profesional de la medicina dijo; “esas caretas me las llevo pa’ vendelas”.
La sobreviviente
Bárbara, la hija de la doctora, unas semanas después encontró el resto de las caretas, las cuales rompió de inmediato. “Esto lo que hizo fue traer mala suerte y desgracia a esta casa; ni se yo quien hizo eso”.
La hija de la doctora lloraba desconsoladamente luego de perder a parte de su familia en ese atraco que marcó su vida. “No sé de dónde mamá trajo esas caretas tan horribles”, tanta tristeza quedó en esta casa.
Las seis caretas
Anderson, el delincuente que se había llevado las seis caretas dijo que las iba a regalar a las mujeres del barrio. “Estas bromas se las voy a regalar a las mujeres del barrio; a las que están embarazadas, ni sabrán de donde las traje”.
Hoy en día no se sabe si algunas de las caretas están colgadas en algún hogar y si de verdad estas guardan relación con tan mala suerte. Mientras que en La Guaira, la casa donde murió Olga es conocida; como la casa de las máscaras.
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