Como si se tratase de otro miembro de la familia, en la ciudad de Coro es tradición que los carros pasen por el autolavado horas antes del cañonazo de Fin de Año.
Se trata de una especie de ritual para que el vehículo reciba el año nuevo con energías renovadas y que se dañe lo menos posible en el ciclo de 12 meses que está por comenzar.
Para cumplir con la demanda propia de la temporada, José Salas, propietario de un local donde se lavan carros, explicó que cuenta con 13 trabajadores para atender a todos sus clientes.
La lavada normal de un automóvil pequeño cuesta $5, mientras que por camioneta cobra 10 dólares. Si el servicio es completo, incluyendo la unidad por debajo, el valor incrementa a $10 en los carros y $15 en las camionetas.
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