Pablo prueba las pilas de la linterna, alumbra la escalera de emergencia en una torre muy conocida en Valencia. En la luz casi pálida que había en los pasillos se asombra de los cantos de una voz muy suave.
Era el 29 de noviembre de 2016, cuando estaba en el piso uno y escuchó dicho canto fantasmal en horas de la madrugada; su corazón comenzó a latir rápidamente, mientras comenzó a subir de inmediato hasta el piso tres.
El canto se hacía más notorio en aquella madrugada mientras alumbraba con la linterna. En el piso cuatro escuchaba como pasos, pensó que era un intruso. Pero al subir se dio cuenta de la soledad en el pasillo.
El centinela respiró profundo, mientras alumbraba con la linterna. Aquella noche lluviosa en la avenida Bolívar de Valencia la veía desde la venta del quinto piso. Mientras los cantos eran intermitentes en el piso 6.
Solo el silencio se rompía con las tonadas de una voz femenina que estaba en el piso 6. Mientras que veía hacia abajo con la linterna. Armado de valor subió el otro piso hasta llegar al sexto.
Nuevamente la soledad volvió a reinar en el pasillo del piso 6, mientras escuchaba murmullos en las escaleras de emergencia. El ascensor lucía detenido en el piso 7 con las puertas abiertas mientras el viento batía el vidrio de una de las ventanas.
La escaleras de emergencia
Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando escucho la pisada femenina con tacones en las escaleras. Un perfume muy suave y fino inundó el pasillo mientras no vio a nadie aparecerse en el lugar.
Pablo comenzó a bajar aquella madrugada pero nuevamente escuchó las pisadas llegar hasta lo más alto de la torre. Desde aquella noche se decidió a no perseguir las pisadas en su trabajo en dicha torre.
Solo se limita a hacer la ronda de seguridad, leer y dejar que dichas pisadas y tonadas sigan en horas de la noche.
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