Roberto era uno de los conductores que comenzaba a trabajar temprano, la misteriosa mujer en el autobús de Caracas lo sorprendió. Caracas era una ciudad agitada para los años ochenta y los autobuses de San Ruperto tenían que sacarlos más temprano a circular.
Muchos de estos los sacaban ya a las cuatro de la mañana a recorrer las calles y avenidas de la capital. Roberto respiró profundo, tras ajustar el espejo en aquella “sucursal del cielo” que era una de las ciudades más nombradas en el mundo en esa década.
Al llegar a una de las paradas se sorprende que solo ve a una dama vestida de negro, la cual tapaba su rostro con un sombrero negro y un velo. Un soberbio ¡buenos días! dijo la mujer pagando con monedas muy brillantes con sus seductoras manos blancas y unas uñas pintadas de rojo.
Por más que trató el conductor no le vio el rostro a la mujer la cual se sentó al final del autobús. El día empezaba flojo en aquel septiembre de 1981 con sombrío frío el cual ya no está en estos tiempos.
La misteriosa mujer en el autobús de Caracas
Roberto iba a poco a poco debido a que no veía pasajeros, unos pocos que se montaron y enseguida se recostaron de los asientos para dormir unos minutos más. Mientras observaba a la mujer que estaba sentada en la llamada “cocina”.
Ocho pasajeros llevaba el bus “Reo” el cual tenía el número 13, mientras Roberto vigilaba curiosamente a la mujer que iba sentada. Pero luego de unas cuadras y de llevar la puerta trasera cerrada la mujer desapareció.
El conductor se sorprendió, bajó la velocidad del bus mientras los pasajeros levantaban la cabeza a ver si ocurría algo. La dama misteriosa desapareció entre las sombras, mientras Roberto aun la recuerda.
La dama para muchos es solo una leyenda urbana que se creó en la capital, mientras que algunos conductores aseguran que “no es cuento”. Una de las tantas historias que se cuentan en el transporte capitalino.
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