La explicación es mucho más sencilla de lo que parece, pues se afirma que quien come un trozo de chocolate podría tener sensaciones similares en su cerebro a las que se sienten en el caso de hacer el amor o escuchar la música favorita.
Sin embargo, sus componentes no parecen afectar al cerebro a través de la acción biológica directa. Entonces, ¿cómo puede ser que el chocolate produzca una acción semejante en las sensaciones? La respuesta puede estar vinculada meramente a lo psicológico más que a lo biológico.
El Dr. Owen, uno de los responsables de la investigación científica nos dice que «Una explicación alternativa es que los efectos de comer chocolate son psicológicos – la combinación única de aroma, de la textura y del sabor hace que comer este producto sea una experiencia agradable que estimula los centros emocionales, es decir ‘ la sensación de bienestar’ del cerebro”.
También agrega que «tanto oler como comer chocolate activa las áreas del cerebro que se sabe están involucradas en la creación de sentimientos de placer. Parece que el chocolate tiene una combinación única de cualidades sensoriales que hacen sentirnos bien al producirse la activación de los centros de placer en el cerebro”.
La prueba de que estimula el cerebro más que el sexo se encuentran en las exploraciones que se realizaron en la corteza orbitofrontal que se halla ubicada en la superficie del cerebro. Se estudió a un grupo de voluntarios y los resultados demuestran que en el escáner cerebral, la corteza orbito frontal brillaba mucho más cuando masticaban un trozo de chocolate que cuando pensaban en sexo o escuchaban su música preferida.
Con información de Imujer