Ricardo soñaba con ser salsero y cantar en los escenarios internacionales, ensayaba y cantaba en el baño y para muchos lo hacía bien. Aquella mañana repicó su celular y tenía una invitación para cantar en una salsoteca.
Limpió su traje negro… “camisa sin corbata” así somos los salseros, destacó que se iba a presentar con lentes oscuros para hacer llamativa la presentación. Al salir de la pensión vio la noche colombiana deslumbrase en aquel diciembre.
“Suerte papá”, le dijo Jairo uno de sus amigos de la cuadra, con los zapatos lustrosos llegó a la conocida salsoteca. Al ver las mesas quedó deslumbrado con una mujer de cabello negro como la noche y de hermosa figura. La cual compartía con algunos hombres…
Mientras Ricardo entonaba el “Periódico de Ayer” se quedaba maravillado con las curvas de aquella dama. Ella bailaba en el centro de la pista bajo la mirada de todos, mientras los presentes aupaban al cantante. “Cógelo ahora Lola”… decía
“Hoy te dedico mis mejores pregones”, sentía que aquella noche entre tragos y cantos se estaba presentando ante mucha gente. La salsoteca se llenó de personas bailando mientras él veía a la dama.
Un guiño de aquella sensual y misteriosa mirada femenina y la sonrisa de la mujer mientras el cantaba lo motivaban aquella noche. Poco le importó los hombres que estaban con ella… La mujer le mandó un trago para hacer más agradable la velada. ¡Gracias! Dijo Ricardo…
El salsero y la canción final
La dama hasta subió a la pequeña tarima… mientras los hombres que estaban con ella lo veían con preocupación. “Baila si quieres bailar… canta si quiere cantar mamá” mientras veía a la dama sensual bailar a su lado.
Tomás el conguero… luego de la canción le dijo… “cuidao con la mujer que estás bailando”. Pero Ricardo se olvidó de aquello mientras la dama seguía con sus sensuales movimientos. Sentía los aplausos sonar y sonreía a lo grande.
La canción final
“La vida me ha dado todo desengaños e ilusiones”… decía Ricardo en aquel escenario. Mientras aquella dama misteriosa seguía bailando las canciones sin parar. Al salir de aquella salsoteca con el buen pago que se ganó y con la dama al lado… le sorprendió un llamado…
“Eyyy cantante porque no cantas la canción final… una que se llame la mujer prohibida”… Ricardo se le heló la sangre al no ver el rostro del sujeto que le hablaba desde una parte oscura. Mientras la mujer salió corriendo…
Ricardo… a pesar de que las piernas le temblaban escuchó unos disparos… corrió hasta llegar a una de las calles. Hoy sigue cantando pero nunca olvida a aquella mujer… la cual le inspiró una noche salsera…
Sigue leyendo ahora más noticias en nuestro portal:
La extraña novia en el salón de un club en Valencia
«Si quieres recibir esta y otras noticias en tu celular, ingresa a nuestras redes sociales y grupos.