martes, enero 21, 2025
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Derechos Humanos Equidad de Género: Avances y Desafíos en el Contexto Venezolano

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Por Luzdeisy Pacheco

Los Derechos Humanos, Equidad de Género. Al analizar con esmero el protagonismo de la mujer en el transcurrir de los tiempos; se observa cómo éste ha sido truncado y amenazado desde la creación de la especie humana.

Al hacer una retrospección histórica puede notarse que la mujer constituía una especie de objeto cuya única función consistía en la maternidad, la crianza de la prole y el servicio al hombre, sin derecho a opinar y a expresarse.

Un ejemplo de ello, se reveló en Europa, específicamente en el siglo XIII y durante la época de la Inquisición; en la cual se llegó a la quema de las mujeres por oponerse a la voluntad de los jerarcas de la Iglesia, quienes fungían como jueces y verdugos.

En la Edad Media, en Oriente, dada su cultura privativo, se sometía a la mujer a atropellos y se le etiquetaba como un ser sin derechos individuales y de participación en la sociedad. Particularmente, en Japón, las llamadas geishas no escaparon a este síndrome que consumía la dignidad de la mujer.

Y si se menciona el Occidente, de igual forma, constituyó un escenario en el cual la mujer se mantenía bajo el poder y decisión de su padre o de su marido. Sin poder actuar sin permiso o licencia del varón. Y en África resultaba exactamente igual que en otras culturas. Así, en todos los continentes, la mujer experimentaba humillación y escasa valoración.

Ahora bien, la poca evaluación de la mujer pudiera significar un factor explicativo de su inercia o silencio frente a la afectación de su dignidad humana. Pero, fundamentalmente «el silencio secular de la mujer no quiere decir que ella haya estado ausente de la producción y la responsabilidad de la continuidad de la especie. Su silencio se explica por la falta de valoración de su trabajo, y no por su falta de participación».

Derechos Humanos  Equidad de Género

A partir del siglo XV y bajo la perspectiva de una nueva estimación, algunas mujeres se involucraron en la reivindicación de sus derechos. Así, surge la denominada teoría de la igualdad o unidad de los sexos, con el humanismo, el cual representó el fundamento de la querella de las mujeres en el transcurso de los siglos sucesivos.

Ésta constituyó una práctica de carácter político cuyo origen se dio en Europa a finales del siglo XIV y principios del siglo XV, extendiéndose hasta la Revolución Francesa. «En este contexto, Christine de Pizán, publicó el libro La Cité des Dames (La Ciudad de las Damas), que tuvo una gran influencia.

Fue la primera mujer que escribió un libro en defensa de las mujeres, la primera que alzó la voz en favor de la educación femenina, y la primera en ganarse la vida como escritora, decisión que adoptó al quedarse viuda con tres hijos.»

Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor (oit, núm. 100–1953)15.

Derechos de la Mujer

Establece en su Artículo 2 la esencia del avance en materia de los derechos de la mujer, en los términos siguientes:

    Todo Miembro deberá, empleando medios adaptados a los métodos vigentes de fijación de tasas de remuneración, promover y, en la medida en que sea compatible con dichos métodos, garantizar la aplicación a todos los trabajadores del principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor.

                    Este principio se deberá aplicar, sea por medio de:

  1. a) la legislación nacional;
  2.  b) cualquier sistema para la fijación de la remuneración, establecido o reconocido por la legislación;
  3.  c) contratos colectivos celebrados entre empleadores y trabajadores, y la acción conjunta de estos diversos medios.

Aspectos que caracterizan la participación de la mujer venezolana, en el contexto de la sociedad actual.

La mujer del siglo XXI sigue caracterizándose por su ímpetu para transformar la sociedad y producir el éxito en las empresas modernas. De ahí, algunas empresas y gobiernos han desarrollado una nueva percepción de la mujer incluida en el mundo laboral y en las universidades. Esto, porque en la lucha por sus derechos, la mujer ha escalado puestos en la academia, en la política y en el ámbito profesional. Uno de los acontecimientos que ha comenzado a caracterizar este siglo, es la transformación del mundo de la mujer.  En la actualidad, un mayor número de mujeres vive en mejores condiciones que sus progenitoras, en cuanto a su situación socioeconómica y a su capacidad para ejercer libremente su voluntad.

El progreso en los derechos de la mujer es alentador, no obstante, como se ha advertido, no se ha alcanzado la plena y auténtica igualdad, e incluso, en algunos países, se evidencia cómo han sido revocadas algunas de las conquistas logradas. En Venezuela, resulta alentador el proceso de inclusión de la mujer en el disfrute y logro de garantías constitucionales, atendiendo inclusive a normativas derivadas de convenios internacionales sobre derechos humanos de tercera generación.

Sin embargo, la mujer venezolana se enfrenta a condiciones sociales que desdicen de estos derechos, por cuanto se desenvuelve en un escenario contrario y que compromete los ideales expresados en los distintos documentos jurídicos.

Tal como lo advierte Magaly Altuve (2005), desde la última década del siglo XX se vive en una economía global, que se sintetiza, para el caso venezolano, en las expresiones siguientes:

El impresionante incremento de la pobreza ha sido producto, entre otros factores, del deterioro experimentado en los ingresos económicos de las familias, determinando la casi o total desaparición de la clase media. De esta última, muchos de sus integrantes, así mismo, han ido a integrar ese vasto contingente de venezolanos en situación de pobreza extrema, cuya característica principal es disponer de precarios ingresos, insuficiente alimentación, limitado acceso a los servicios de educación, salud y vivienda, estar excluidos de los procesos culturales y de la toma de decisiones, así como del trabajo.

Planes de igualdad

Los planes de igualdad Estos planes, inspirados inicialmente en el mismo tipo de instrumentos de España, fueron las iniciativas más integrales de incorporación tanto de la perspectiva de género como de la igualdad de las mujeres al conjunto de instituciones y políticas públicas. La mayor dificultad radicó en que pese a que se denominaban Planes Nacionales, las otras instituciones públicas las consideraban como el plan del respectivo MAM que no necesariamente las obligaba, a pesar de que en el proceso de elaboración generalmente eran consultadas. En todos los países en los que se desarrollaron planes de igualdad se cuenta con evaluaciones que pueden ayudar a la identificación de los principales obstáculos y logros.

Pero ¿de qué igualdad hablamos? Ha habido en la región un gran pragmatismo a la hora de calificar la igualdad, ese gran principio de la modernidad que significa que los diferentes valen lo mismo (equivalencia).

Pese a invocarla desde la independencia, recién en las últimas décadas del siglo XX los Estados de la región comenzaron a pensar y accionar para la igualdad de las mujeres, en muchos casos con perspectiva de igualdad de género. En las constituciones de la región se incluyen voces como igualdad ante la ley, igualdad real de oportunidades, igualdad de oportunidades y de trato, equilibrio, igualdad real y efectiva, igualdad social y de género. No fueron meros enunciados, sino que se pasó a políticas públicas, atendiendo incluso a la igualdad de condiciones. El documento fue escrito en dos momentos de un proceso estratégico concebido por un conjunto de organizaciones e instituciones.

El primer tiempo se inició seguidamente después de aprobarse la Agenda 2030 en septiembre de 2015, en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y culminó en la reunión de especialistas realizada los días 18 y 19 de mayo de 2016 en Montevideo. En ese proceso se comenzó un camino de reflexión colectiva y la reunión en sí misma ha sido un espacio de análisis estratégico buscando el camino para la igualdad de género en América Latina y el Caribe.

El segundo momento se desarrolló después de la reunión de especialistas, recogiendo parte del debate de la reunión de Montevideo. La escritura en dos instantes no implica documentos separados, sino el hilvanamiento temático de lo que se produjo en el proceso y en la reunión, con la ventaja de que este artículo no es el único producto de la reflexión colectiva, pues en esta misma publicación se puede conocer una sistematización de la reunión y una propuesta de agenda pendiente, que orientará nuevos pasos.

Conclusiones:

A la luz de las ideas precedentes y en relación con los dos grandes constructos de la presente reflexión (la mujer y los derechos humanos), se presentan las perspectivas con base en nueve dimensiones, a las que consideramos las más relevantes la mujer y la pobreza: en este ámbito urge la revisión y la adopción de políticas macroeconómicas y estrategias de desarrollo que prevean las necesidades de las mujeres y apoyen sus esfuerzos por superar la pobreza.

Igualmente, es necesaria la revisión de las leyes para garantizar a la mujer la igualdad de los derechos, tomando en cuenta la diferenciación en cuanto a las virtudes que le son atribuidas. La educación y la capacitación de la mujer: es perentorio asegurar la igualdad de acceso a la educación, en lo que se refiere al derecho de las mujeres a la formación profesional, la ciencia y la tecnología.

En este ámbito, «los mecanismos se están poniendo en marcha para promover la igualdad de género y la eliminación de la discriminación en todas sus formas. El Ministerio de Educación, Cultura y Deportes ha llevado a cabo una revisión curricular para integrar el género en los contenidos curriculares».

 El regreso al modelo de gobierno de izquierda, en Venezuela, trae consigo el cuestionamiento de los modelos de desarrollo y de democracia de tipo capitalista. En este escenario, la educación popular orientada a los derechos humanos ha redimensionado tanto las estrategias como los documentos de carácter jurídico.

Así, la metodología de la educación popular se basa en una nueva filosofía, la cual consiste en la interacción sobre la construcción colectiva del conocimiento, en la que cada quien tiene algo que enseñar y algo que aprender.

La mujer y la salud: al respecto se deben defender los programas de prevención que promuevan la salud de la mujer, motivando la investigación para hacer frente a los problemas de salud sexual y reproductiva.

La violencia sexual contra la mujer se ha convertido en un problema de salud pública y una violación de los derechos humanos. Es notorio cómo diariamente la vida de las mujeres venezolanas es afectada por la posibilidad de la violencia.

Esto se comprueba mediante la revisión de las denuncias que diariamente se realizan ante el Ministerio Público, y mediante los ingresos a los centros hospitalarios como consecuencia de maltratos y violación sexual. Además, «según los estudios realizados por el Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (Cendes), la violencia contra las mujeres está creciendo a un ritmo rápido».

 La violencia contra la mujer: en este aspecto es necesaria la adopción de medidas para prevenir y eliminar la violencia contra la mujer e instalar mecanismos reales para su erradicación.

Al respecto, «Raquel Barrios, una joven feminista identifica tres campos fundamentales para las estrategias de participación de todos los sectores de la sociedad; en la emancipación femenina. Las cuales se relacionan con la violencia contra la mujer, la discriminación en el trabajo y un profundo cuestionamiento moral».42 Uno de los mecanismos para erradicar la violencia contra la mujer en Venezuela está representado en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2008); no obstante, su aplicación demanda tribunales especiales y capacitación para enfrentar los delitos relacionados con esta materia.

La mujer y la economía: la promoción de la independencia y de los derechos económicos de la mujer, incluyendo el acceso a empleos en condiciones apropiadas, deben ser asuntos prioritarios del gobierno. Igualmente, fomentar la armonización de las responsabilidades de las mujeres y los hombres en lo que respecta al trabajo y la familia, se sintetiza en el reclamo inmediato de la mujer venezolana. La mujer en el ejercicio del poder y la toma de decisiones: aun cuando en Venezuela se han abierto los espacios en cuanto a la ocupación de cargos públicos por parte de las mujeres, es importante adoptar medidas para garantizar y mantener la mayor participación de la mujer en este contexto.

 La mujer y los derechos humanos: urge proteger los derechos humanos de la mujer mediante la aplicación de todos los documentos jurídicos relativos a los derechos humanos y en especial, los derivados de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer.  La mujer y los medios de difusión: al respecto, se evidencia la urgencia de fomentar una imagen equilibrada de la mujer en los medios de difusión y aumentar su participación en la expresión de ideas.

La mujer y el medio ambiente: en este contexto la exigencia es la integración de las preocupaciones y perspectivas de género en las políticas y programas a favor de la conservación del ambiente y del desarrollo sostenible. En este aspecto, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), dedica todo un Capítulo (IX) a los derechos ambientales, lo cual representa para la mujer otra de las razones que fundamentan las luchas de género, orientadas a la consecución de garantías relativas al disfrute de una vida y un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado.

En síntesis, la incorporación efectiva de los derechos humanos y equidad de género: en los avances y desafíos en el contexto venezolano; la igualdad de género a todas las políticas públicas implica un proceso en el cual se va acordando un nuevo contrato social. Que incluye un nuevo contrato. Esto significa no sólo diseño de políticas sino una profundización de la democracia y la construcción de Estados Incluyentes. De otra manera, podríamos desaprovechar una oportunidad, disponible por 15 años, que no se había abierto antes a la humanidad, que parte de un consenso entre todos los países que integran las Naciones Unidas.

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