Este martes 28 de noviembre se cumple un año de la tragedia aérea del que se vio inmerso el Chapecoense conmocionando al mundo entero.
Sobre las 22.15 horas en Colombia, el avión en que viajaba este modesto equipo brasileño se estrelló en las cercanías de Medellín y perdieron la vida 71 personas. Entre ellas, 19 jugadores del Chapecoense, que se dirigía a jugar contra Atlético Nacional la ida de la final de la Copa Sudamericana, para la que se había clasificado en el mayor logro de su historia.
En homenaje a todos aquellos cuyos sueños murieron aquella noche en Cerro Gordo, donde se estrelló el avión tras quedarse sin combustible, el Chapecoense, en agosto homenajeado por el Barcelona en el torneo Joan Gamper, trabajó por reconstruirse a contrarreloj, por salir adelante y el pasado 16 de noviembre logró la permanencia en la Liga de Brasil. Pero siempre llorará a sus amigos, a sus campeones eternos.
Tras el accidente, en diciembre de 2016 el Chapecoense trabajó a destajo para reconstruir su equipo. “Pese al dolor, pese al sufrimiento, nunca pensamos en abandonar. Trabajamos 20 días sin parar, 14 horas diarias, en contacto con agentes y jugadores”, explicó Nivaldo Constante, director deportivo del club.
Y el 6 de enero el nuevo Chapecoense, con jóvenes y muchos futbolistas cedidos, pudo iniciar la pretemporada. Entre partidos de homenaje (entre ellos los del Barça (en cabeza de los clubs que mostraron su solidaridad para ayudar al Chapecoense), Lyon y Roma) y torneos oficiales, el calendario hizo mella en el equipo, que en 2017 ha tenido 4 técnicos: Vagner Mancini, Vinicius Eutropio, Emerson Cris (interino) y Gilson Kleina, el actual.
En el vuelo 2933 de la compañía LaMia viajaban 77 personas. Sólo 6 sobrevivieron, 3 de ellas jugadores del Chapecoense: Alan Ruschel (reapareció el 7 de agosto ante el Barcelona y dijo la pasada semana que “no quiero compasión, sino ser tratado como un deportista más”), Helio Neto (tras sometido a varias operaciones, espera volver en 2018) y Jackson Follmann (retirado tras amputársele una pierna y ahora embajador del club).
También se salvaron el periodista de la emisora Radio Oeste Rafael Henzel (quien narró en marzo con indescriptible emoción el primer gol del Chapecoense en su debut en la Copa Libertadores y que ha escrito un libro de autoayuda en que aconseja vivir cada día como el último), la sobrecargo Ximena Suárez (trabaja como modelo y sueña con recuperarse lo suficiente “para volver a volar y ser instructora”) y el técnico de vuelo Edwin Tumiri.
El avión de la después suspendida compañía LaMia, tomó en Bolivia en lugar de viajar a Colombia directamente desde Sao Paulo por un problema administrativo, no tenía combustible de reserva, pero pese a ello despegó de Santa Cruz de la Sierra rumbo a Medellín porque el piloto anunció una escala para repostar en Cobija (Bolivia), que no se produjo.
Con información de Mundodeportivo