La defensa del ciclista británico Chris Froome alegará que el cuádruple ganador del Tour de Francia sufrió una disfunción renal que explica el exceso de salbutamol detectado en su orina durante un control antidopaje al que fue sometido en la Vuelta a España 2017, indica hoy el rotativo “L’Équipe”.
El abogado contratado por Froome, el prestigioso letrado británico Mike Morgan, el mismo que defendió a Alberto Contador en su caso de clembuterol, ha reunido a un grupo de científicos para dar crédito a esta tesis. Según la misma, el salbutamol, principio médico del Ventolín que inhalan los asmáticos, es metabolizado por el organismo y pasa al hígado. Tras ese proceso, son los riñones los encargados de evacuarlo a través de la orina.
Según la línea de defensa de Froome, el ganador de la pasada Vuelta sufrió una disfunción renal que provocó que el salbutamol se acumulara durante varios días, hasta que fue expulsado el día del control anormal tras la etapa 18, lo que explicaría su elevada concentración, 2.000 nanogramos por mililitro, el doble de lo autorizado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
“L’Équipe” indica que los servicios jurídicos de la Unión Ciclista Internacional (UCI) ya han contratado a un especialista renal para contrarrestar esta línea de defensa. Agrega que la Fundación Antidopaje del Ciclismo (CADF), encargada de los controles, ya se ocupó de desacreditar otras dos de las hipótesis adelantadas por la defensa del ciclista nacido en Kenia. La de la deshidratación, que en un primer momento fue avanzada por el equipo Sky y, según la cual, a menor tasa de líquido en el cuerpo mayor concentración de salbutamol, chocó con la densidad urinaria detectada en todos los controles efectuados durante la Vuelta, que descartan esa teoría.
La posibilidad de que factores externos como la fatiga, la salud o las condiciones climáticas, modificaran el proceso ordinario de metabolización del principio médico choca con la imposibilidad de recrear las mismas condiciones para demostrarlo.
En cualquier caso, Froome ha renunciado a declararse culpable, como en 2014 hizo el italiano Diego Ulissi, cuya suspensión fue de nueve meses en lugar de dos años. El cuádruple ganador del Tour se la juega a cara o cruz, puesto que incluso una sanción reducida provocaría su despido del Sky, que en sus estatutos establece la salida de todo ciclista sancionado por dopaje.
Así, Froome apuesta por una absolución total que le permitiría mantener sus planes de afrontar el doblete Giro-Tour, a riesgo de recibir una sanción de dos años de suspensión que, a sus casi 33 años, supondría casi con toda seguridad el final de su carrera y dejaría su imagen definitivamente mancillada.