Todo el mundo se oponía a aquel romance, pero la aventura en el Castillito de La Alegría existió en aquel marzo de 1989. Valencia estaba con el sol radiante a finales de los ochenta.
A Daniel y a Yelitza… no les importó… vivir aquel romance sin reserva sobre todo en horas de la tarde en aquel lugar. Parecía un amor de novela, ya que la aventura era subir por la calle del polideportivo Misael Delgado hasta llegar al castillo.
Se aprovecharon de las leyendas que se tejían de este espacio, el cual estaba entre las montañas de La Viña. Ambos pasaban la tarde juntos en aquella vieja casa, donde a veces tenían que salir corriendo por si alguien que llegaba con violencia.
Muchos decían que el espacio era encantado, y que salían duendes… “no te preocupes son cosas que dice la gente para que nadie suba”; decía Daniel a Yelitza. Miraban por las ventanas y se quedaban en silencio durante varias tardes…
Era como si todo el mundo fuera cómplice de aquel amor… desde los locutores de las emisoras de radio hasta las personas que vendían las rosas a Daniel. “Sin saberlo ya como que todo el mundo sabe de este amor… y me da miedo”; decía Yelitza quien suspiraba dejando ver en sus ojos turquesa la preocupación.
Ya luego cada uno al llegar a casa lo hacían sin levantar sospechas… Ambos se escapaban de sus ocupaciones para irse al lugar. Espacio que decían que salía una mujer, duendes y otros espantos… pero a pesar de lo viejo era su lugar mágico para el amor.
El Castillito de la Alegría… como en una novela
Pero aquel amor que parecía una copia de Romeo y Julieta fue descubierto por el padre de la joven. El mismo que la mandó a Europa en un vuelo de Iberia, sin importar el amor que estaba rompiendo. A Daniel le costó creer que Yelitza se había ido…
“Una especie de desastre cuando estoy sin ti”… decía Daniel pensando en la mujer que fue el amor de su vida. La encantadora joven de cabellera amarilla, de sonrisa pícara que lo puso a soñar…
Pasaba por los lugares donde había estado con ella… ya no estaban los helados de la 007… Tampoco vendían rosas debajo del elevado El Viñedo. Como tampoco eran iguales los alrededores de la Banaven…
El Castillito de La Alegría con el paso del tiempo siguió en Valencia, el mismo que fue escenario de aquel amor del cual pocos recuerdan. Unos años después se demolió aquella casa… Yelitza estaba casada en Inglaterra mientras Daniel continuaba esperándola en las calles de Valencia…
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