Anthony tenía 22 años y su sueño era ser socorrista de Texas, al no quedar en la academia de paramédicos sintió odio y rencor. Su abuela Betty le había enseñado ciertas técnicas de cómo inyectar; pero lo que más le llamaba la atención era el poder extraer sangre de las personas. Era agosto de 2020 y el COVID 19 estaba campante en Estados Unidos.
Buscó la manera de ser un rescatista y poder tomar la sangre de las personas de la calle. “Igual tienen sangre como una persona normal”, decía el joven. Cada vez que veía a las personas de la calle buscaba hacer el macabro acto.
“Nada es improvisado, todo lo hago debidamente”, dentro de los hospitales podía negociar la sangre. “De donde sacas tanta sangre”, le preguntó el doctor Johnson al joven. “Tengo muchas personas voluntarias”; el rescatista siempre llevaba al menos dos o tres bolsas al día.
En horas de la noche salía con sus implementos a hacer el “vampírico” trabajo. “Quién es usted y para que quiere mi sangre”, le decían las personas en situación de calle. En la oscuridad aprovechaba para extraer gran parte para llenar unas bolsas y luego venderlas.
En el hospital, Anthony siempre iba cerca de las cinco y media de la mañana con las bolsas de sangre y reclamaba el dinero. “Estoy haciendo algo ilegal, pero es mientras tanto”, decía el joven. Falsificaba las características de la sangre, colocando nombres falsos y decía que sangre era sangre.
El falso socorrista de Texas
Los indigentes salían despavoridos cuando lo veían con su chaqueta de rescatista y sus implementos. «It’s the fake Texas lifeguard, he’s only coming for our blood”, (es el falso socorrista de Texas, solo viene por nuestra sangre).
Las personas de la calle contaban que era un joven, el cual les estaba sacando la sangre; muchos de ellos comentaban el hecho a las autoridades pero poco le creían. “Tengo que cuidarme y hacer el trabajo bien”, decía Anthony.
Varios indigentes comenzaban a morir en Houston, buscaba a las personas que entraban ilegales al país; y les prometía dinero, luego de la sangre se iba. “Nos ha robado la sangre”, decían los extranjeros.
El caso de los fallecidos comenzaba a colocar en alerta a las autoridades de Houston. Pero el joven Anthony era un hombre de sangre fría. “En los hospitales llegaba con el rostro cubierto por el tapabocas”… “Imposible que me puedan reconocer”, entraba sin la chaqueta o algo que lo identificara.
El Error
Uno de los indigentes había visto como Anthony extraía la sangre, pensó que si llamaba a la policía no le harían caso. Cuando Anthony llegó por la sangre de uno de los vagabundos, lo golpeó en la cabeza. “Tengo que llamar a la policía”. En efecto las autoridades descubrieron al joven ejecutando el trabajo de manera ilegal.
Henry, el indigente, lo descubrió… “asesinó a varios de mis amigos y tuve que golpearlo para que me creyeran”. Anthony en la actualidad está pagando condena por este hecho en una prisión del estado de Texas.
Anthony está señalado de cometer delitos contra la salud, por no hacer los exámenes debidos a las personas. Como también se descubrió que varias personas en el hospital estaban al tanto de lo que hacía.
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