jueves, noviembre 21, 2024
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El ladrón de las mil caras

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IOTA Latino
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Roberto se veía en el espejo y se reía de manera sarcástica, el ladrón de las mil caras había escapado nuevamente. Ciudad de México estaba revuelto en aquellos finales de los setenta con los misteriosos robos a bancos.

El exluchador era una persona que había empezado en el mundo criminal y tenía su propia escuela para entrenar ladrones. “Solo soy el cerebro… ellos mis trabajadores”, decía mientras preparaba otro plan.

Del otro lado, estaba la policía investigando la ola de robos que había en la ciudad. Veían a un hombre ejecutivo, en otras un médico, otros incluso veían un hombre normal. Roberto conocía además la ciudad y las joyerías más costosas.

Se había preparado aprendiendo idiomas, para entrar en su escuela tenías que aprender primero buenos modales. De esa manera podrías formar parte de su organización, la policía azteca seguía sus pasos pero era imposible atraparlo.

“Solo sabemos que es un exluchador, que se salió de la lucha para entrar de lleno al mundo del robo de joyerías y sitios caros”, decía Villamizar, un detective de la policía. No se encontraba un plan para dar con su paradero.

El ladrón de las mil caras y una bella mujer

Sandra llegaba a la Ciudad de México, y dijo a Villamizar que le diera la oportunidad. “Está bien la tienes pero tienes que cuidarte de él, es un hombre peligroso”. La sensual mujer supo entrar al mundo y en pocos días ganarse la confianza de Roberto, el mil caras.

Sin saberlo el propio exluchador estaba impactado con la belleza de la mujer… “jefe tenga cuidado, es una mujer a todo dar, pero igual tenga cuidado”. Pero Roberto caía sin darse cuenta en la belleza y la sensualidad de la policía encubierta.

El exluchador le había dicho a Sandra que sentía en apenas días un gran amor hacia ella. “Con tu belleza me has conquistado”. La detective le dijo… “luego del asalto a la joyería nos iremos lejos de aquí”.

La joyería equivocada

Sandra le había tendido un plan para que cayera y así lo hizo en una de las joyerías del centro del «DF Mexicano». Roberto había llegado en horas de la tarde con un traje negro sin saber que todos los que estaban en la joyería eran policías.

El hombre quedaba apresado aquella tarde en una de las avenidas y fue cuando iba rumbo a la Delegación cuando los miembros de la banda se quedaban sorprendidos de que todo había salido mal.

Los periodistas aquella tarde invadían la sala de la policía… ¡ha caído el ladrón más buscado de México!. Pero Sandra había pedido a la policía no decir su nombre ni los detalles de la operación para dar con el delincuente.

Sandra… años después escribió un libro mientras que Roberto… el mil caras… sigue siendo uno de los más temidos ladrones de la capital azteca. Ya una leyenda.

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