Hasta ahora nadie se explica cómo El Marro, un simple ladrón de camionetas se transformó en un capo de la noche a la mañana y le declaró la guerra a México.
En apenas una década, de 2007 a 2017, llegó a comandar el poderoso cartel de Santa Rosa de Lima (CSRL). La estructura criminal es considerada como la principal generadora de violencia por las millonarias ganancias que le deja al año.
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La banda diversificó su actividad criminal con extorsiones y secuestros. Además gozaba de la protección de pobladores de Guanajuato quienes realizaban bloqueos en carreteras para evitar la captura del líder.
De acuerdo con información de medios locales, Yépez Ortiz, quien el 23 de julio pasado cumplió 40 años, perteneció al cártel de Los Zetas. Pero al fragmentarse tras la captura de sus líderes, se convirtió en una célula que se dedicó al robo de gasolina.
Alias El Marro acumuló fuerza a través del robo de combustible que por años fue una de las mayores industrias delictivas. Después de año y medio de persecución lo capturaron.
Comenzó su carrera delictiva, según las fuentes consultadas, a partir de 2005. Para ese momento tenía 25 años. Se dedicaba al menudeo de drogas y al robo de camionetas. En 2008 lo detuvieron, pero logró salir en libertad.
Entre 2011 y 2015 se alió con bandas locales para incursionar en actividades de robo de combustible. En 2012 El Marro ya sonaba en los radares policiales, pero no se implementaron acciones para sacarlo de circulación.
Para 2016 José Antonio Yépez ya había conseguido reunir una fuerza criminal y logística considerable. Entonces comenzó su confrontación con el cartel de Jalisco Nueva Generación. Se disputaba el tráfico de toneladas de drogas.
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El pasado año la banda de El Marro ya tenía presencia en casi todo el centro de México y le declaró la guerra al Gobierno. Ordenaba secuestros, asesinatos y extorsiones.