A continuación textos completos:
The New York Times
Disturbios en Venezuela (Unrest in Venezuela)
Febrero 27, 2015
Sr. Editor:
Su editorial del 24 de febrero, “Denuncias de conspiración en Venezuela” descarta el descubrimiento de un grave plan para desestabilizar al gobierno democráticamente electo del presidente Nicolás Maduro, a través de acciones violentas, incluyendo un atentado contra su vida.
Parece como si usted considerara normal que los líderes de la oposición divulgaran públicamente un plan de transición, cuando no hay elecciones presidenciales programadas hasta el año 2018. Del mismo modo, las confesiones de oficiales militares involucrados en un complot para atacar a civiles se descartan como una “estrategia de distracción”.
No es de extrañar, la poca mención de las protestas violentas del año pasado que buscaban forzar al presidente a renunciar a su cargo, las cuales dejaron 43 personas fallecidas y fueron instigadas por los mismos líderes de la oposición que ahora enfrentan la justicia.
“Destronar por la fuerza a un líder democráticamente electo … nunca es algo para celebrar”, reconoció el Times en un editorial de 2002, después de aplaudir inicialmente el breve derrocamiento del presidente Hugo Chávez (“La democracia venezolana ya no está amenazada por un posible dictador”).
Si está realmente preocupado por la defensa de los “principios democráticos”, entonces usted no puede ignorar los intentos de la oposición extremista de socavar la voluntad del pueblo venezolano y los valores democráticos de nuestra Constitución.
Carta al Washington Post (A letter to the Washington Post)
En su editorial del 23 de febrero “Venezuela y Cuba: socios en la represión” demuestra cuán fuera de sincronía el Post ha estado con América Latina durante los últimos 16 años. El “guión” que se ha visto en Venezuela es prestado: es casi el mismo guión que se utilizó en 2002, cuando un grupo de extremistas de la oposición derrocó brevemente al gobierno legítimo y democrático de Venezuela.
Hoy Venezuela se enfrenta a otra seria amenaza a su democracia, que viene de los mismos extremistas que el año pasado promovieron protestas violentas, dejando 43 muertos, entre ellos 10 miembros de las fuerzas armadas. Los extremistas son los que juegan un “doble juego” al planear golpes de Estado y desestabilizar el país cuando sus ambiciones de poder se ven frustradas en las urnas electorales.
Ellos están siendo procesados, con el debido proceso garantizado y a pesar de las afirmaciones infundadas del Post, Venezuela es una democracia donde los líderes no están “instalados” por otros países sino por elecciones libres y justas.
Los países de la región “han actuado” demostrando “su posición”: al expresar su firme apoyo a la democracia y la soberanía de Venezuela a través de las declaraciones de la CELAC y UNASUR, organismos que en conjunto incluyen a todos menos dos países del hemisferio.
Maximilen Sánchez Arvelaiz
Chargé d’Affaires
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela
Washington