jueves, noviembre 21, 2024
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La fugitiva pandemia que se le escapa a la ciencia y huye invicta

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IOTA Latino
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Algunos indicios señalan que el coronavirus podría ser recordado como la fugitiva pandemia que se le escapó a los científicos para luego desaparecer invicta.

Los más importantes laboratorios del mundo que pretenden desarrollar la vacuna contra la COVID-19 experimentan una seria dificultad. No pueden probar con eficiencia la inyección porque cada día se reduce más la población con la cual experimentar.

Los científicos que trabajan en la cura del virus admiten que encontrar la vacuna luce cuesta arriba a la luz de los acontecimientos. Por ello alertan a los gobiernos que por ahora es una fugitiva pandemia, pues los focos del virus cada día se achican más.

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El coronavirus ataca a miles de personas en determinadas ciudades y luego escapa de la ciencia sin dejar mayores rastros. El fenómeno impide a los investigadores establecer si las vacunas son efectivas o se trata de un vano intento.

El guía del grupo de la Universidad de Oxford, uno de los más avanzados en ensayos en humanos, es conservador en sus pronósticos. Asegura que por paradójico y hasta «bizarro» que resulte, la disminución de nuevos contagios durante el verano puede ser un serio obstáculo.  La carrera mundial para atrapar al virus podría terminar en un descalabro.

Por ejemplo las tasas de contagio caen en Gran Bretaña, China  y en algunas regiones estadounidenses. Estas naciones ya disponen de vacunas experimentales que necesitan probarse en humanos.  Los científicos consideraban vitales los próximos meses para ejecutar los ensayos.

La invisible y fugitiva pandemia

Aunque el achicamiento de los contagios constituye algo alentador para la humanidad, los desarrolladores de vacunas necesitan donde probarlas. Los científicos ameritan de suficiente circulación social de la pandemia fugitiva. Necesitan que exista una vasta cantidad de infectados en calles, empresas y lugares de esparcimiento para encontrar a los voluntarios.

Luego podrán testear con esas personas que se expusieron al virus si la vacuna contra el coronavirus los protegió. La dificultad estriba en que los voluntarios inyectados con la vacuna experimental no entrarán en contacto con personas infectadas.

Descenso de contagios

Otra opción sería que los desarrolladores de vacuna tengan que salir a pescar en lugares con focos activos del virus. Todo ello retardará el hallazgo de la cura en detrimento de miles de pacientes cuya vida depende de la vacuna. La demora el hallazgo del fármaco implica también un desastre para las economías y la ruina para millones de familias.

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El CEO de AstraZeneca, Pascal Soriot, declaró hace algún tiempo que la baja en la curva de contagios les obliga a apurar los tiempos. Este gigante farmacéutico sueco-británico es uno de los más avanzados hasta ahora en la búsqueda de la cura. La compañía recibió 1200 millones de dólares del gobierno de Estados Unidos para desarrollar una vacuna contra la fugitiva pandemia.

«Ahora el problema es que corremos contra el tiempo. En Europa ya vemos el descenso de los contagios. En poco tiempo más, la enfermedad tendrá tan baja incidencia que será difícil evaluar la eficacia de una vacuna”, comentó.

Adrian Hill, codirector del equipo de Oxford y director del Instituto Jenner, admitió que la fugitiva pandemia se le escapa a la ciencia. Y señaló que su equipo corría una carrera «contra la desaparición del virus».

«Es una situación bizarra: necesitamos que el virus se quede, al menos por un tiempo. Pero cada vez hay menos contagios», apunto el experto.

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