Johnny jugueteaba en una calle a media luz mientras observa a una mascota perdida, su padre y madre armaban una comida improvisada la noche del 16 de diciembre. Aquel Schnauzer se acercó al niño, “papá me lo llevaré”.
El perro se encariñaba con el niño aunque cada vez que escuchaba un carro cerca movía la cola y se iba a la puerta. Johnny se había encariñado tanto con el perro. Steve su padre se dedicaba al trabajo de reciclaje.
A pesar de no tener riquezas, todo en el hogar de Steve y Kathy su esposa tenían todo usado. Pero no querían que el niño se encariñara con el perro. Estaban preocupados por el regalo del 24 de diciembre para Johnny.
¿Qué vamos a hacer?, decía Kathy a su esposo, mientras el pequeño Johnny dormía. Juntaban sus manos para que el creador hiciera un milagro y poder recibir una sorpresa. “Ese perro no tendrá una dueña”, dijo Kathy… “no lo sé mujer”, dijo Steve.
Una noche mientras regresaba Steve vio un aviso donde se buscaba al Schnauzer. Juntando unas monedas se encerró una cabina telefónica. “Hola, tengo su perro”… Amanda al otro lado del teléfono contestó ¿Pero es mi perro?… “verá lo tenemos en la familia, no quiero que mi hijo se encariñe tan rápido con él”.
La mascota perdida
“Vera, tenemos el perro y vivimos hacia este lado de la ciudad”, dijo Steve… se sorprendió cuando Amanda le preguntó sobre su hijo. “No señora no queremos nada solo queremos que usted recupere a su perro”, dijo el papá de Johnny.
Steve y la señora Amanda coordinaban para entregar al perro, “solo quiero tener unos detalles para con Johnny por favor”, dijo Amanda. “Nos apena un poco señora, pero si quiere no hay problema”.
Aquella noche del 24 de diciembre… el perro Schnauzer movía la cola desesperadamente al escuchar un elegante Ford que doblaba en la esquina. Johnny estaba un poco triste, la señora Amanda y Raymond su chófer llegaron a la humilde casa.
Johnny esa noche se sorprendió de todos los regalos que recibió, una pista de carros, ropa. Y lo mejor de todo un trabajo para Steve y Kathy. “Pero trabajaremos con usted”, decía Steve con lágrimas de alegría.
Pasaron los años, Johnny estudio y es hoy un gran médico veterinario, Steve y Kathy siguen acompañando a su hijo. Mientras Amanda es una protectora de animales en Estados Unidos.
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