La tragedia de San Román en la Gran Caracas marcó un antes y un después en los sucesos ocurridos en el país. Era el 23 de junio de 1995. Esa tarde el país se paralizó por lo que estaba ocurriendo.
Tres delincuentes estaban robando una casa en la urbanización San Román en Caracas, cuando fueron avistados por otros vecinos. Estos avisaron a la Policía Municipal de Baruta quienes llegaron al lugar. Los sujetos al ver la presencia policial decidieron huir de la casa con un rehén.
Estos estaban en una calle ciega, no tuvieron mayor opción que entrar al Urológico, dejando afuera a la persona que llevaban con ellos. Un tiroteo se escuchó en la zona, los delincuentes dejaban claro que estaban armados. Uno de ellos aprovechó para huir de la escena del secuestro.
Juan Alberto Peña y Darío Rojas buscaban salir del lugar, ya al entrar al centro de salud tuvieron oportunidad de tener más rehenes. Al momento de entrar estaban siete mujeres en el centro de salud. Una doctora, tres enfermeras además de una recepcionista y dos secretarias.
Las mujeres trataron de buscar protección, el jefe de patrullaje de la Policía de Baruta, Gustavo Moros buscó solucionar el conflicto. Este solicitó a los secuestradores entregarse y salir del lugar, pero estos estaban reacios a la entrega.
La tragedia de San Román en la Gran Caracas y las llaves
Enseguida en el lugar se calculó la presencia de más de 300 personas de los cuerpos de seguridad. Como también había políticos, expertos de seguridad y curiosos. La tensión se sentía en el lugar. Todo esto era transmitido en vivo por los canales de televisión.
Los delincuentes solicitaron un vehículo para irse, se llevarían a los rehenes como pidieron que nadie los siguiera. Pero estos se enfurecieron cuando el vehículo que llevaron lo estacionaron sin llaves en el lugar.
Es por ello que pidieron otro carro, un comisario de la antigua PTJ llevó el mismo y se bajó lentamente. Pero fue allí cuando comenzó un intercambio de disparos donde murieron cinco personas.
Los sujetos salieron con los rehenes pero al ver que uno de los disparos de los francotiradores no fue certero aprovechó de asesinar a una doctora. El resultado fue de cinco muertos, y ocho heridos en el lugar.
Sotero Pérez quien era jefe de la Brigada de acciones especiales murió ya que Peña al verlo que se acercaba por detrás volteó y le disparó. Fue uno de los sucesos de mayor impacto en el país en 1995.
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