Era 1967 cuando Olga escucha en las calles de un pueblo en Monagas, las extrañas pisadas del caballo. Era tiempo de cuaresma donde el calor aprieta en horas de la noche. Cuando escuchaba el pisar de un equino.
El cual se oía desde el principio de la avenida del pueblo monaguense. Los niños dormían mientras ella respiraba profundo. Para asomarse por la ventana y no ver nada, el silencio sepulcral se apoderaba de la calle.
Mientras decía… ¡pero si escuché que el caballo venía!, desde muy pequeña escuchaba venir un caballo. El cual la gente decía que siempre se detenía, para luego descansar y huir rápidamente del sitio.
La gente al otro día decía que no habían escuchado nada… “yo mija me quede dormido temprano, ni escuché nada”. Como veía que la gente se molestaba cuando ella preguntaba sobre el animal.
Las extrañas pisadas del caballo
Olga siempre escuchaba en horas de la noche, al animal raudo y libre por la calle, como sentía que este bajaba el paso para luego apurarlo. Este buscaba como escapar del sitio, o mejor dicho como si estuviese custodiando el lugar.
En Semana Santa, cuando hay mucho más calor, la mujer escuchaba al animal acercarse y luego correr. Uno de los viejos habitantes del lugar le dijo… “ese animal que usté escucha es el caballo de Boves”.
“Dicen que el vigila un tesoro que ese hombre dejó por estos lados y que nadie ha encontrado”. Olga se sorprendió de lo dicho por aquella persona que era una de las más viejas del pueblo ubicado al este de Monagas.
El caballo de Boves, es una de las leyendas más antiguas en la zona, dicen que este siempre anda en horas de la madrugada en aquel lugar solitario; como si estuviese cuidando algo.
Lee más información en nuestro portal y consulta nuestros planes publicitarios