Las premoniciones de la muerte de Andrés Escobar prácticamente empezaron mucho antes del fatídico autogol que marco en el Mundial de Estados Unidos en 1994. Los ojos de los fanáticos del fútbol estaban puestos en la “selección Colombia”.
Había mucho en juego, apuestas, como esperanzas además de que tenían que hacerlo bien. Pero hubo nervios antes del Mundial, y como si algo avisaba que lo que venía no era bueno, para alguno de ellos.
Colombia venía de años duros con el narcotráfico, de la muerte de Escobar que apenas tenía meses. Pero a su vez había un coctel de esperanzas, de ilusiones y hasta de personas que ese Mundial era el de Colombia.
Se veía presión, y en la ciudad natal de Escobar en Medellín, como en otras ciudades del continente se notaba mucha presión. Para muchos esa presión podría tener un final inesperado y fue precisamente ese autogol que el defensa marcó.
Hasta la narración de ese autogol fue trágica, para muchos fue un momento de presión, segundos de angustia. Las personas desde allí sabían que algo malo le podía pasar al futbolista de 27 años.
La pelota le quedó a Escobar en todo el frente y lamentablemente entró, incluso el movimiento que hizo el portero Oscar Córdoba sin querer en ese momento; para muchos ya era señal de que algo podría pasar.
Hubo escalofríos, como si una nube gris estuviera en ese estadio norteamericano ese día. Sobre Medellín había esperanzas que se rompieron con el autogol y hasta el mismo sobrino de Escobar lo dijo. “Lo van a matar”.
La muerte de Andrés Escobar
Escobar se paró luego de anotar el autogol y su cara reflejaba una angustia, hubo mucho empeño en tratar de hacer un buen Mundial. Pero todo salió al contrario, en el año 1990 ya René Higuita se había hecho noticia cuando en el juego contra Camerún había perdido el balón. Cuatro años antes el mejor arquero se había hecho noticia y pasó de héroe a villano.
Desde allí se veía que algo malo podría pasar y fue cuando cuatro años después sucedió la muerte de Escobar. Este había salido a una discoteca cuando se encontró a un desconocido que le propinó seis disparos.
No se imaginó que su vida terminaría de esa manera, en la vía de Las Palmas en su natal Medellín. Llegando hasta la discoteca El Indio recibió los seis disparos, unos en el pulmón, otro en el cuello, antebrazo y en otras zonas de su cuerpo, que acabaron con su vida.
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