Al menos 6 niños, todos menores de 10 años, murieron al explotar una mina mientras jugaban en una aldea en la provincia de Balkh, en el norte de Afganistán.
“Desafortunadamente los talibanes colocan minas en todos lados, como las carreteras de las aldeas o enfrente de los colegios, y causan víctimas entre civiles, mujeres y niños”, explicó el portavoz de la Policía de Balkh, Shirjan Duranai.
En un incidente similar el pasado mes de julio en la provincia norteña de Baghlan, 4 niños de entre 10 y 15 años murieron por la explosión de un viejo proyectil de mortero con el que jugaban.
El Gobierno de Kabul estima que al menos 1.000 kilómetros cuadrados de terreno en 32 de las 34 provincias del país están minadas o tiene restos de munición.
Sólo en los últimos dos años los talibanes y otros grupos insurgentes que minan el terreno para impedir el avance de las tropas afganas, han colocado artefactos explosivos en cerca de 400 de kilómetros cuadrados. Hasta el momento ningún grupo se ha pronunciado ante el más reciente suceso.