Organizar un partido de fútbol es una actividad habitual entre amigos de cualquier parte del mundo, pero unos noruegos, organizaron un particular juego con la única condición que los deportistas debían superar el gramo de alcohol en la sangre.
Los organizadores llevaron esta simple recreación un paso más allá y todo comenzó con una fiesta en los vestuarios con música, mujeres y alcohol que duró varios minutos. Allí los «futbolistas» no sólo ingirieron grandes cantidades de bebidas prohibidas para menores de edad, sino que también se divirtieron.
Una vez que los jugadores noruegos bebieron suficiente, algunos hasta les costaba mantenerse de pie, los equipos salieron al terreno de juego, alentados por una tribuna repleta de allegados. Además, cada goleador tenía el nivel de alcohol inferior a 1,0, el tanto era anulado.
Sin embargo, el paso del tiempo provocó que el nivel de ebriedad de algunos de ellos fuera disminuyendo, por lo que cada vez que alguno marcaba un gol, era sometido a un análisis para determinar si aún superaba el gramo de alcohol en sangre.
En caso de que así fuese, el tanto era convalidado, mientras que si su estado no era el «reglamentario», la anotación se anulaba y el jugador debía ingerir aún más alcohol.
El partido finalmente terminó con victoria por 4 a 3 en favor del equipo azul, aunque el resultado será anecdótico y lo que será recordado es que este grupo de amigos inició una actividad tan bizarra como polémica.
Con información de Infobae
