La mancha de aceite que va dejando la constructora brasileña Odebrecht, involucrada en oscuros casos de sobornos y negocios irregulares en toda la región, llegó a las puertas del despacho del presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, a quien la oposición le pidió la renuncia en medio de la mayor turbulencia política desde su acceso al gobierno a mediados del año pasado.
Odebrecht, investigada por desembolsar coimas millonarias para ganar licitaciones de obras públicas en media docena de países, admitió en un informe al Parlamento peruano que hizo pagos hace unos años en concepto de asesoría a dos firmas entonces ligadas a Kuczynski, de 79 años, un hombre de las finanzas internacionales que pivoteó entre el sector privado y el público.
Si bien no hay indicios de que esos pagos fueran ilegales, el dato le bastó a la oposición para exigir la renuncia del mandatario liberal, que ganó la presidencia a mediados de 2016 por escasísimo margen contra el partido Fuerza Popular, de la candidata populista Keiko Fujimori, que sin embargo se quedó con la mayoría en el Congreso.
«Es evidente que su permanencia en el máximo cargo de la nación es insostenible. Aquí lo que el pueblo peruano exige es que el presidente renuncie y que se dé una transición constitucional para que el vicepresidente de la república asuma la presidencia de Perú», dijo el vocero de la bancada parlamentaria de Fuerza Popular, Daniel Salaverry, encabezando el clamor opositor por su alejamiento.
El anuncio se hizo tras una reunión de legisladores de distintos partidos del Congreso unicameral, que se declaró en sesión permanente para analizar la situación.
Odebrecht había admitido haber pagado sobornos para asegurar contratos durante los últimos tres gobiernos de Perú, entre 2005 y 2014. Eso incluye las presidencias de Alejandro Toledo (2001-2006), sobre quien pesa una orden de prisión por haber recibido 20 millones de dólares; Alan García (2006-2011), bajo investigación, y Ollanta Humala (2011-2016), preso por la financiación irregular de su campaña de 2011.
Sobre Kuczynski, Odebrecht indicó que le pagó a la firma Westfield Capital, su empresa de consultoría financiera, 782.000 dólares entre 2004 y 2007. Según el detalle de los pagos, la factura incluye 60.000 dólares en los años en que el actual mandatario fue ministro de Economía y primer ministro del gobierno de Alejandro Toledo.
Los ejecutivos brasileños también admitieron al Congreso peruano que pagaron otros cuatro millones de dólares entre 2008 y 2013 a la firma First Capital, donde Kuczynski hacía consultoría para proyectos de infraestructura.
Kuczynski, que negó varias veces cualquier relación con el gigante brasileño, quedó de pronto a la defensiva por la inesperada revelación. «Puedo afirmar que no he tenido relación profesional ni comercial con las constructoras brasileñas», dijo en octubre pasado. Volvió a decirlo en noviembre, esta vez incluso llamando a Odebrecht por su nombre.
En un mensaje televisivo de dos minutos grabado en el palacio de gobierno, Kuczynski reconoció finalmente, haber recibido el dinero que mencionan los documentos remitidos al Congreso, y dijo que se reunirá con la comisión que investiga a Odebrecht, lo que hasta ahora venía rechazando.
La comisión le había pedido que explicara sus asesorías ante el pleno del Congreso, pero el presidente sólo había aceptado responder sus preguntas por escrito, alegando que no estaba obligado a recibirlos por su investidura.
«He trabajado durante 57 años de mi vida. Los ingresos que tuve como profesional están debidamente registrados, tributados y bancarizados, no hay nada indebido en ello», dijo el presidente en declaraciones a una radio local.
La popularidad de Kuczynski cayó en septiembre a su nivel más bajo desde que asumió el poder.
«Es el peor momento para Kuczynski dado que se está confirmando algo que venía como un rumor; están nombrando empresas, montos que tienen que ser aclarados por el presidente», dijo Luz Salgado, ex presidenta del Congreso y una de las legisladoras más influyentes de Fuerza Popular.
Con información de La Nación