Los arqueólogos de University College of London encontraron en el río Orinoco, específicamente en los raudales de Atures, donde las curiaras ya no tienen acceso, un centenar de los petroglifos más antiguos y grandes del mundo.
Las rocas son tan altas que es casi imposible ver los grabados desde el terreno; por lo que los investigadores tuvieron que hacer uso de drones con cámaras tridimensionales para observar en perspectiva estos dibujos.
La figura individual de mayor tamaño es una serpiente con cuernos, mide 30 metros de largo. Otro de los paneles mide 300 metros cuadrados y encontraron al menos 93 grabados en ella. Tal era su magnitud, que uno de los investigadores, Philip Riris, comenta que mientras limpiaba la superficie no se daba cuenta que en realidad lo que hacía era limpiar un solo e inmenso petroglifo. En total, hallaron ocho grupos de rocas en las cinco islas.
Las imágenes más comunes son de humanos y animales. También se repite mucho una figura de lo que parece ser un flautista rodeado de gente. Los investigadores sugieren que esto podría ilustrar un tema de renovación. Antes de la época de lluvias, el cauce del Orinoco baja exponiendo estas piezas de arte. Aparte de ser útil para las investigaciones arqueológicas, consideran que pudo haber tenido un significado ritual miles de años atrás.
Otra imagen que se repite es la de dos espirales oponiéndose una a la otra. Este dibujo ha sido documentado de manera similar en el Caribe y en el sur del Amazonas. Algunos estudios anteriores sugieren que podría referirse a la potencia masculina y a la fertilidad, pero es difícil confirmarlo en este caso, pues varían los significados de acuerdo con la región.
“Los mitos indígenas se refieren directamente a los rápidos como la morada del dios del sol”, dice Philip Riris. “Otro mito dice que cuando el árbol del mundo (donde se originaron todos los animales y plantas) se derrumbó, su corona cayó en el Orinoco e hizo los rápidos”. La investigación fue publicada en la revista especializada Antiquity el 6 de diciembre. Se presume que los rápidos eran una zona de convergencia lingüística, étnica, y cultural.
Con información de Efecto Cocuyo