(Valencia, 29 de marzo. Noticias24 Carabobo) Según el experto energético, Igor Hernández, únicamente para cubrir costos de producción el precio del combustible debe subir 25 veces, mientras que para llevarlo a los estándares internacionales debe multiplicarse por 60.
Actualmente el costo de producción de la gasolina de 91 y 95 dejan pérdidas diarias de 38 y 86 millones de bolívares diarios, respectivamente, por el diferencial entre el precio de venta (congelado desde hace 17 años en Bs 0,070 y Bs 0,097 por litro) y el costo de producción de cada tipo de combustible.
Un automóvil compacto utiliza entre 50 y 60 litros de gasolina, en promedio. Subir el precio del combustible 25 veces se traduciría en que un conductor tendría que cancelar entre Bs 80 y Bs 100 para llenar el tanque de un carro pequeño. En el caso de que el Ejecutivo quisiera igualar el valor del producto a las tasas internacionales, se cobraría hasta Bs 200 para circular con el tanque a su máxima capacidad, aunque esto último no está planteado.
De acuerdo con Hernández, el incremento en el subsidio gubernamental en el tiempo ha sido notable. El crecimiento poblacional ha llevado a que el consumo anual de gasolina pasara de 195.000 barriles diarios en 1998 a 700.000 barriles durante el año pasado. Esto ha ocasionado que el subsidio sea equivalente al presupuesto de salud, educación y seguridad social combinados.
El presidente de Pdvsa y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, propuso el año pasado recuperar los costos de producción al subir el precio en una tasa que oscila entre Bs 2,4 y Bs 2,7 por litro, según el tipo de combustible. “Hemos aguantado y podríamos aguantar el subsidio actual, pero eso no tiene sentido. No es una pérdida para Pdvsa, sino que se hace daño a la nación, pues los recursos podrían destinarse a alimentos”.
Para el año pasado trascendió que el gobierno preparaba un aumento de la gasolina que supusiera una reducción no menor de 40% del subsidio que actualmente implica su venta. Sin embargo, la idea era mantenerlo intacto para el transporte público y de carga, en función de evitar el previsible impacto inflacionario de la medida.
Por Luis Carias / Hinterlaces