Tomás en la Variante había hecho todo por ganar tiempo, era uno de los taxistas que se movía por toda la Gran Valencia. “No voy a perder tiempo bajando hasta el distribuidor, menos llegar a la entrada de Tulipán y devolverme, doy la vuelta ya”.
Incluso aconsejaba a los demás taxistas y conocidos dar la vuelta en el retorno desde el hombrillo de la estación de servicio. “Eso es facilito, usted llega sale de la bomba, da retroceso rápido y espera, luego cuadras el volante y listo. Esos son segundos”, decía.
“Yo no sé porque pierden tanto tiempo en ese espacio, uno cruza rápido y ya”, decía Tomás. “Si quieres perder tiempo bajas hasta el distribuidor y das la vuelta, para que veas el tiempo que vas a perder”; comentaba el taxista.
Siempre hablaba que el tiempo era oro y que no lo iba a perder así. Respondía con rabia cuando las personas o los demás taxistas le decían que era un peligro. “Yo he visto allí camiones, volteos y hasta chutos dar la vuelta; no la va a dar uno con un taxi”, decía.
El taxista tenía fama de andar siempre corriendo en su taxi Cielo color blanco. “Uno no puede perder minutos, hay clientes y hay que moverse”, comentaba. Tomás siempre decía eso pero noches antes una pesadilla lo despertó.
Tomás en la Variante y el susto
Cada vez que tenía oportunidad luego de hacer la respectiva cola por la gasolina ejecutaba la peligrosa maniobra. “Ese carrito tiene más de 20 años rodando, pero el motor responde”, resaltaba a los demás taxistas.
Tomás, una tarde cuando iba a ejecutar el cruce, un camión que venía lejos le quedó en el punto ciego del espejo… y el carro se quedó ahogado en la vía mientras escuchaba la corneta del camión y el sonido de los cauchos…
Quiso bajarse… mientras el corazón lo sentía latir a millón, cuando el carro encendió y pudo cruzar mientras sintió que el camión pasó a centímetros. Acompañado de insultos del conductor del vehículo pesado…
Tomás sintió que volvió a nacer aquel 29 de septiembre de este año cuando le ocurrió el hecho. Desde ese día recomienda llegar hasta el distribuidor San Diego o como llaman muchos “Distribuidor Tulipán”. “Mejor es llegarse hasta allá y venirse tranquilo”.
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