Han pasado treinta años de lo ocurrido en el Urológico San Román, aquel 23 de junio 1995 en horas del mediodía todo lucía tranquilo en la urbanización Las Mercedes; en la calle Chivacoa del municipio Baruta.
Tres sujetos habían planeado asaltar una de las quintas cercanas al lugar, de hecho llegaron a entrar a una casa. Pero mientras estaban cometiendo el robo alguien denunció y llegó la policía municipal; huyeron por la calle ciega y entraron al centro de salud.
Se presentó un tiroteo al ver que los uniformados estaban presentes en el lugar. Estos prefirieron entrar ya que no había oficiales de seguridad en la puerta. Ya dentro buscaron esconderse, pero pocos pensaron que aquella tarde iba a terminar de esa manera.
Estos tenían un rehén que lanzaron a la policía pero este no fue herido; lo hicieron para confundir más a los oficiales presentes. Del robo esto pasaría a uno de los secuestros más conocidos del país.
Treinta años de lo ocurrido en el Urológico San Román, el caso
Juan Antonio Alberto Peña además de Rubén Darío Rojas y Juan Manuel Méndez entraron al centro de salud. Los tres hombres enseguida buscaron imponer su ley ante las enfermeras que estaban presentes.
Uno de los hombres Rubén Darío Rojas huyó del lugar dejando a los otros dos como el centro del suceso. Los hombres dentro del centro de salud entraron al área de otorrino donde las personas aguardaban para las consultas.
Las mujeres dentro del centro de salud comenzaron a correr e incluso a llamar a las autoridades. Los hombres estaban dentro y enseguida llegaron cerca de 100 funcionarios policiales; incluso políticos quienes opinaban acerca de lo que estaba sucediendo.
La solicitud de un carro
Los hombres pidieron un carro para marcharse del lugar, se cubrieron los rostros; mientras afuera estaban las cámaras de los cuatro canales de Televisión. RCTV, Venevisión, Televen y para ese tiempo VTV estaban cubriendo el suceso.
Carlos Alberto Morales, comisario de la Policía Técnica Judicial estacionó el vehículo; pensó que los hombres podrían ser silenciados. En el lugar había más de 30 francotiradores listos para recibir la orden.
Los dos hombres salieron con las enfermeras como rehenes y los rostros cubiertos. Pero el error estuvo en entregarle el carro sin llaves; esto causó molestia en los secuestradores. Los mismos estaban armados.
Las malas órdenes
El mismo comisario Morales dejó otro carro en el estacionamiento bajándose del mismo enseñando las manos. Antonio Peña salió con varias de las damas del centro de salud, para protegerse; uno de los francotiradores disparó y dio en la cabeza de una de las mujeres.
Peña, uno de los hombres le dijo a una de las mujeres que la iba a matar ya que la policía lo había engañado. El secuestrador buscó taparse de las balas que venían de todas partes; mientras Juan Manuel Méndez otro de los secuestradores se cubrió con una doctora. Siete disparos que iban a él lo recibió la profesional.
Uno de los miembros de la Brigada de Acciones Especiales intentó acercarse y uno de los hombres le disparó. Los dos sujetos quedaron muertos en el sitio pero también tres personas más; además de ocho personas heridas.
El hecho
El hecho terminó con cinco personas fallecidas, además de un total de ocho heridos como una gran ola de negatividad por parte de la opinión pública hacia lo que había ocurrido ese día. Para esos años fueron tres los casos sonados, la muerte del pelotero Gustavo Polidor, el secuestro de Terrazas del Ávila y el caso San Román, el cual hoy se cumplen 30 años.
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