Por Jaime Macías
Para muchos seguidores de la pelota profesional, la Serie del Caribe ha perdido su esencia, ya que lo que comenzó como un torneo entre las principales ligas de esta zona. Con la participación de los equipos campeones cada temporada, de a poco ha ido cambiando en su objetivo.
Es que hace unos 50 años, el torneo era exclusivo para los monarcas de Puerto Rico, Dominicana, México y Venezuela, pero que competían como equipos. Incluso con el mismo uniforme conque disputaban campeonato local, para orgullo de sus seguidores.
Pero en su afán de hacerlo más atractivo, la televisión en complicidad con organizadores, comunicadores, autoridades y fanáticos; se empeñaron en hacerlo ver como una competencia de países.
Disfrazando a los equipos de una supuesta selección nacional, en contradicción total de lo que significa esta; como es la de ser integrada solo por jugadores de la nacionalidad que representan y no como en la nueva Serie Caribeña, donde un equipo cuenta con refuerzos de otras naciones, algo no muy soberano.
Serie del Caribe
En la actualidad han llegado más allá con la incorporación de ligas de países que no pertenecen a la Confederación del Caribe, pero son invitados; como es el caso de la pasada edición donde Panamá, Curazao y Nicaragua. Por lo que fue un mini campeonato con siete países.
La cantidad de participantes también varía en cada edición, la de este año en México será de cinco, pero ahora han ido más lejos con sus invitaciones. Al hacerle llegar la tarjeta a un equipo del lejano oriente, Japón, quien asegura vendrá con una selección del beisbol de ese país.
Esperemos que no repitan el caso del equipo traído al juego de estrellas de la Liga Profesional Venezolana el pasado diciembre, al cual aún no sabemos qué categoría era. Sin duda que más que un campeonato, la serie parece un torneo invitacional.
Pese a todo esto, el torneo sigue acaparando la atención, sobre todo porque el beisbol no tiene muchas competencias internacionales a este nivel profesional. Además algo que la ayuda es su corta duración alrededor de una semana relampaguente.
Aunado que los latinos son conocidos por su «corta memoria» ante la historia, por lo que estos cambios paulatinos, no se los toman a pecho. Así, que solo queda disfrutarla sin tomar los conceptos anteriores muy en serio.
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