El 14 de enero se conmemora en Venezuela el Día de la Divina Pastora una devoción que se origina hacia el año de 1703, cuando Fray Isidro de Sevilla, Ilustre predicador capuchino y devoto de la Virgen María, comenzó a venerarla bajo la advocación » Divina Pastora de las Almas», en la ciudad de Sevilla- España.
Era costumbre rezar los rosarios populares y dicho padre aprovechaba que la muchedumbre se reunía, para predicar en honor a la Virgen. El sentido del título de Pastora es esencialmente misionero. Así como Jesús es el Buen Pastor que siempre está pendiente de su rebaño, también su Madre, María, cuida de las ovejas de su hijo donde quiera que se encuentren.
Los miembros de la orden capuchina que vinieron a América, trajeron consigo la nueva advocación, que formó parte de las enseñanzas catequéticas capuchinas entre los grupos indígenas. En Venezuela, la devoción se extendió a los llanos de Caracas con la llegada de los capuchinos hacia el año 1706. Uno de esos capuchinos fue Fray Marcelino de San Vicente, prefecto de las misiones de los llanos de Caracas.
Al correr del siglo XVIII, los padres capuchinos dieron a conocer la Divina Pastora entre los gayones de las sabanas de Bobare. Fue emblema de la gesta pacificadora de los indios de los llanos y los gayones de Santa Rosa.
La providencial adquisición de la imagen es toda una leyenda. Aconteció que el cura de la iglesia de la Inmaculada Concepción de esta ciudad, deseando proveer a su iglesia con una imagen de la Divina Pastora, encargó su escultura. Al mismo tiempo, el Padre Sebastián Bernal, Párroco del Pueblo de Santa Rosa del Cerrito, quiso una imagen de la Inmaculada Concepción.
Ambos y en común acuerdo, hicieron su solicitud al mismo escultor, con la finalidad de dotar a la feligresía para la celebración de las fiestas anuales del 8 de diciembre. Pero ocurrió una equivocación que muchos señalan como providencial; el cajón contenía la imagen de la Divina Pastora fue dirigido al Padre Bernal y el de Inmaculada Concepción, al vicario de Barquisimeto.
Cuando el Padre Bernal en Santa Rosa, se dio cuenta del error, ordenó que la caja fuera cerrada y que la llevaran de inmediato a su destino: Barquisimeto. Cuando el indio que tenía el encargo de devolver la imagen trató de levantarla del suelo y cargarla, notó que se había vuelto muy pesada y por más esfuerzos que hizo, no pudo moverla del sitio donde estaba. El padre Bernal, sorprendido, comunicó al vicario la noticia para que éste resolviera como superior, qué hacer en ese caso.
El Vicario, enterado del hecho, dijo que por él, la Divina Pastora manifestaba a las claras su voluntad de que su imagen permaneciera en Santa Rosa, y que allí se le rindiese culto y veneración. Desde entonces la imagen se quedó para siempre en la Iglesia de Santa Rosa desde que allí llegara providencialmente poco después del año 1736.»
Con información de la Universidad del Zulia