Michael Guntrum perdió su iPhone 4 en marzo de 2015 mientras estaba de pesca en un lago y justo a la hora de agarrar a un pez, dejó caer su teléfono en el agua.
Debido a deficiencias estructurales en el lago, el lago tuvo que ser drenado en septiembre de 2015, allí un ingeniero mecánico encontró el móvil por casualidad cuando estaba buscando tesoros con un detector de metales.
“Llevé el teléfono a casa, lo limpié y lo metí en arroz. Por curiosidad, quería saber si aún funcionaba”, contó el ingeniero, a los 2 días, conectó el cargador y encendió.
El teléfono que seguía con la funda puesta, estaba cubierto de barro. “Pude encenderlo y usarlo para buscar el número del dueño”, expresó el joven ingeniero que, tras localizar al dueño, Michael Guntrum, pudo enviarle el móvil.
Con información de Globovisión