Lejos de ser una bonita leyenda, la maldición de Ninfa Ondina existe en los tratados de Medicina Interna, se trata de una enfermedad rara que recibe el pomposo nombre de “hipoventilación central primaria”, descubre de qué se trata.
La maldición de Ondina se caracteriza, a grandes rasgos, por la existencia de un control anormal de los sensores cerebrales que regulan la ventilación pulmonar, en ausencia de una enfermedad evidenciable. Esta anomalía se debe a un trastorno genético causado por una mutación en un gen localizado en el cromosoma 4.
Respirar es un reflejo automático, natural e innato, ninguno de nosotros tenemos que preocuparnos por recordar que tenemos que respirar. Esto se debe a que en nuestro cerebro disponemos de unos sensores que se activan cuando el nivel de oxígeno en nuestra sangre es bajo. Pues bien, en los pacientes que tienen la maldición de Ondina este mecanismo fisiológico no funciona de forma correcta.
Se trata de una enfermedad crónica que puede manifestarse en cualquier momento de la vida. En cuanto a su gravedad, afortunadamente, no todos los pacientes se mueren cuando se duermen, debido a que existe un amplio abanico.
En las formas más leves los pacientes tienen un sueño poco reparador, debido al déficit de oxígeno en sangre; mientras que en las formas más graves es preciso que los pacientes duerman con un aparato de presión positiva, una forma de soporte ventilatorio mecánico que se aplica a través de una mascarilla, y que les facilita la ventilación pulmonar mientras duermen.
Mitología
En la mitología griega, una ninfa (en griego antiguo, νύμφα) es una deidad menor femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto, como puede ser un manantial, un arroyo, un monte, un mar o una arboleda.
Son seres mágicos procedentes de las fuerzas de la naturaleza. Su creación es simple; la esencia natural de ninfa crea un cuerpo y lo “habita”.
Su papel dentro del folclore no está del todo esclarecido, se representan como criaturas traviesas sin una intención perfectamente definida en relación al bien y al mal. Sus diabluras van desde un inocente chapuzón en un río hasta hacer zozobrar una embarcación de pescadores.
Con información de Informe 21