Todo indica que para este 2018 la realidad en Ford Motor de Venezuela no será muy distinta a la que se vivió en 2017. No hay esquema de producción en la plata ubicada en Valencia por falta de materia prima importada, y sus trabajadores son los más afectados por esta situación.
Al cierre del año pasado solo se ensamblaron 401 unidades, que es igual a 1,15% de su capacidad productiva de 35 mil automóviles anuales, de acuerdo a las cifras que maneja Jonathan Lugo, dirigente sindical.
Ford Motor de Venezuela fue la primera planta ensambladora en Venezuela que firmó en enero de 2015 el convenio de venta dual (en bolívares y dólares) de las unidades, con la inversión de los concesionarios. “Pero eso definitivamente no funcionó porque nadie tiene esa cantidad de dinero para comprar un carro”.
Ante la situación e improductividad de la transnacional, el sindicato no se ha quedado de brazos cruzados. Desde hace más de un año han entregado diversas propuestas al Ejecutivo que no han sido atendidas. “Somos la única ensambladora de Ford en el mundo con líneas para producir camiones 350, donde podríamos hacer las unidades que se necesitan para sacar los productos del campo. También tenemos la capacidad de producir los vehículos para cubrir rutas de transporte público que es un tema necesario en el país donde nos trasladamos en camiones”.
Y mientras esperan respuestas del Gobierno, los trabajadores la pasan muy mal. A Jimmy Rojas se le quiebra rápidamente al hablar de lo que ha tenido que hacer durante los últimos meses para poder llevar comida a su casa. Lo ha vendido todo: Desde las botas de seguridad que usaba para trabajar en la planta hasta parte de las dotaciones de higiene que le dan en la empresa.
De ganar cinco salarios mínimos hoy cobran menos de uno. “En la teoría nuestro sueldo es el básico nacional, pero como nos hacen deducciones nos depositan menos que eso. Muchos compañeros lloran con nosotros porque no tienen cómo llevarle comida a sus hijos, 99% de la nómina ha perdido peso y no lo digo por exagerar, porque la verdad es que el sueldo semanal no nos alcanza ni para medio kilo de harina de maíz, y nos ha tocado hasta hacer cola en el comedor de la empresa para retirar los desperdicios y llevárselos a nuestras mascotas en casa, porque no tenemos para comprarles para que se alimenten”.
Solo 30 trabajadores quedan en la empresa realizando labores mínimas, mientras que el año pasado más de 630 renunciaron y casi 100 han hecho lo mismo durante lo que va de enero. Actualmente, más de 900 están en sus casas recibiendo 45 mil bolívares semanales de sueldo. La indignación de ellos es evidente: “Presidente Maduro yo siempre lo he apoyado, pero ya está bueno”, dijo Rojas, con la voz quebrada en llanto.
Con información de El Carabobeño