La realidad primaria ocurre en el mundo físico. Es la humanidad con sus circunstancias, la relación sociedad-naturaleza.
La realidad secundaria ocurre mediada: Por el cine y todo el aparato cultural, por los medios de información, por la publicidad y por las redes sociales para terminar generando una especie de niebla mental que llega a distorsionar la realidad primaria.
En la realidad secundaria los malos siempre son los rusos o musulmanes. Los chinos sólo producen arroz frito con pato laqueado, los italianos son mafiosos y los japoneses son ninjas.
En la realidad secundaria, los héroes son hombres (salvo excepciones como la mujer maravilla y su bikini o gatúbela en mallas sexys) altos musculosos y blancos. Hablan en inglés pues no hay héroes suajilis, turcos ni bolivianos.
En la realidad secundaria, los latinos somos narcotraficantes, peloteros, putas, galanes de telenovelas o músicos de mambo. Pero más allá del chapulín colorado o Gustavo Dudamel, no hay heroísmo en nosotros.
Simón Bolívar no es historia reciente, se presenta en la realidad secundaria como una especie de «caudillo del período paleolítico inferior» que no tiene nada que ver con la genética ni la conciencia venezolana.
Si algún latino es presentado en la realidad secundaria positivamente, es como inmigrante de Puerto Rico, Mexico o Colombia que llega a ser policía en el norte para rezar el mantram: «tiene derecho a permanecer callado»
Toda esa realidad secundaria fue ocupando las mentes y las almas de la gente durante la mitad del siglo XX y lo que va del XXI.
Es por eso, que a muchos les cuesta explicarse la realidad primaria de Bahía de Cochinos, Vietnam
… y #Chuao
Msc.Marcos Meléndez
@marcosmelendezm