El coronavirus ataca al Zulia con más fuerza, sobre todo en su capital, Maracaibo; más específico en el populoso mercado Las Pulgas y sus alrededores.
Considerada de las ciudades más pujantes del país por su turismo y comercio, hoy tiene otra cara por la cuarentena radical por lo exponencial que se convirtió el virus.
«Cepa más peligrosa» como lo han catalogado en varias ocasiones los reportes que da el Gobierno nacional, cuando se refiere al foco del Zulia, Maracaibo o Las Pulgas.
Según el último reporte que dio la vicepresidente Delcy Rodríguez, ayer 10 de junio, solo del mercado directa o indirectamente acumulan 147 contagios y seis fallecidos por Covid-19.
Así lo ratificó el propio gobernador del Zulia Omar Prieto: «Tenemos los (números) más altos de mortalidad».
La entidad acumula en total 183 infectados y seis muertes, de las 23, que van en el país; que con las otras 6 en Distrito Capital y 5 en Miranda son las entidades con la mayoría de fallecidos por la pandemia.
Coronavirus ataca al Zulia
En un reportaje de la agencia EFE, da lo que considera las causas principales del por qué el virus atacó con más fuerza a la capital zuliana.
Dice que de paso del gran problema sanitario que presenta el virus, llegó en un momento más complicado por los problemas de servicio eléctrico, agua y la escasez de gasolina; que también padecen con fuerza, aunque esto es un mal nacional.
Denuncias por todos lados
Igualmente, el reportaje se refiere a denuncias de maltratos y falta de atención en el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM).
Ese institución fue intervenida la semana pasada por el gobernador Prieto; donde removieron el director y ayer, el mandatario llegó a decir que desde ahí están conspirando.
“Un centro de conspiración»… «Más pudieron las mafias» reseña el diario Panorama; la «Fiscalía tiene en sus manos las primeras investigaciones. Vamos a ser contundentes»; reseña más adelante el portal de noticia, sobre lo expresado por Prieto en su programa radil.
Eso corrobora las denuncias que publicó EFE. «Nos están dejando morir uno por uno», dice uno de los denunciantes; mientras otra voz clama: «nos tienen pasando hambre, sin medicinas».
«Nos vamos a morir todos si seguimos aquí (…) ayúdennos a salir», ruegan.
Vigilancia reforzada
Luego de que estos testimonios navegaran por la red, el gobernador de Zulia declaró el miércoles una transformación profunda del HUM.
Eso incluye, entre otras cosas, la presencia de 50 hombres y mujeres que conformarán la nueva «policía hospitalaria» de ese centro de salud.
Esta policía aplicará «mano dura» en el hospital, que a juicio de Prieto venía funcionando como «un centro de conspiración».
La transformación -explicó- incluirá labores de «inteligencia» y la puesta en marcha de un voluntariado; proveniente principalmente del partido PSUV, que resolverá tareas como la limpieza de las instalaciones y el mantenimiento de equipos médicos.
Maduro fue más allá
Pero el presidente Maduro fue más allá, al referirse a las personas que entran por las trochas para evitar el paso por los puestos fronterizos donde tienen que estar ahora 17 días de cuarentena obligatoria.
«Zulia es el estado más golpeado por el coronavirus de Colombia. Ha sido brutal, nos ha matado ya a varios compatriotas»; dijo el mandatario.
«Si llega (un venezolano del extranjero) lo envuelven en una sábana y llaman a las autoridades»; dijo el presidente.
Igualmente, las autoridades han habilitado al menos una decena de hoteles en esa entidad para recluir a casos sospechosos de COVID-19 e insisten; siguiendo un dictamen presidencial, en que nadie «se puede resistir a ser curado por el Estado».
Otra gran falla: falta de agua
El coronavirus ataca al Zulia y una de las características que potencia el riesgo de la pandemia en Maracaibo es la falta de agua.
En todo el Zulia, que registra temperaturas cercanas a los 40 grados centígrados, existen comunidades que pasan una, dos o hasta cuatro semanas sin agua en sus hogares; dice el reportaje de EFE.
Una de esas afectadas es Keila Pichardo, una bioanalista de 26 años que sortea este problema aprovechando el líquido «lo más que se pueda» hasta la última gota; cuando agota las reservas, caminando unos 400 metros hasta una tubería en la que puede llenar un par de bidones.
«¿Cómo hace uno para lavarse las manos entonces?», pregunta la joven con la misma preocupación que sienten los millones de habitantes del Zulia.
Por ahora nadie encuentran respuestas, al menos ninguna que contemple una solución definitiva; pero las autoridades aseguran que la situación es manejable.
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