lunes, noviembre 25, 2024
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Las bromas nocturnas de Sandro en Sabana Grande

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IOTA Latino
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Las bromas de Sandro no tenían límites, era 1996 y el merengue de Proyecto Uno sonaba en su radio. Mientras maquillaba su cara en un lugar de sabana Grande en Caracas; Arturo su amigo le ayudaba para jugar las bromas pesadas.

“Tu si tienes cosas, tu sabes lo que es salir a esta hora a jugar bromas vestido de payaso”; mientras que Sandro contestaba… “nadie te manda a hacer el café tan cargado y no podemos dormir, café y pan es lo que comemos los artistas”.

Los jueves y viernes el par de hombres veían todo tranquilo pero en la noche comenzaban a jugar bromas. Se vestía de payaso, con un traje que le había quedado del teatro. Medía cerca de 1.82 lo que le hacía llamar la atención por la altura.

Pintaba su cara de blanco y el traje de satén color fucsia le hacía llamar la atención. “Vieras mano como sale la gente corriendo en la noche jajajajaj”, decía el artista. Sandro había estado en varias compañías de teatro pero siempre le gustaba jugar bromas.

Arturo lo ayudaba a salir de incógnito y que nadie lo viera, comenzaba a corretear parejitas y borrachos en el bulevar. “Jajajajaja esto sí es diversión chamo”, decía al asustar a las personas.

Las bromas de Sandro en Sabana Grande

Ya con varios meses asustando a la gente escuchaba a las personas hablar en el Metro de un payaso fantasma. “Jajajajaja ya van a ver qué voy a seguir asustando a las personas”.

El insomnio se había vuelto crónico en el payaso, el cual siempre salía en horas de la noche. “Tienes que tener cuidado tu sabes que a veces se escuchan tiros en la noche”; decía Arturo. Pero Sandro decía “este es mi gran escenario, ya hasta famoso soy”.

Se acercaba a las parejas y las correteaba sobre todo los viernes cuando estos se multiplicaban para vivir instantes de amor. Con una risa macabra los dejaba al descubierto… “jajajajajajaja ya los pillé y los asusté”, mientras las parejas dejaban el lugar rápidamente.

Sentía placer al asustar a las personas, al volver al pequeño apartamento guardaba el traje en una maleta para dormir un rato. Poco utilizaba ese traje para sus obras con los niños. “Trabajar de payaso me gusta bastante pero más me gusta estar asustando a la gente… será por eso que la gente le tiene miedo a los payasos jajajajaja”; decía Sandro.

El hombre de la chaqueta

Le gustaba asustar a los muchachos de la calle y estos salían corriendo al verlo vestido de payaso. Esa noche vio a un hombre que venía con una chaqueta de cuero, “allá viene uno voy a asustarlo”; decía Sandro.

Se acercó pero vio que el hombre ni siquiera se sorprendió al verlo… de hecho corrió y el tipo cargaba las manos en los bolsillos de la chaqueta. “Este como que no le tiene miedo a nada”, dijo Sandro.

Al acercarse nuevamente el hombre sacó una pistola y comenzó a disparar por lo cual tuvo que salir corriendo. “Mosca, mosca pire… pire…” decía mientras corría… sentía las balas zumbando el aire…

Comenzó a correr y cayó… no le había dado ningún tiro y el hombre se acercó… “tu eres el payaso sin gracia que se la pasa asustando a la gente”… Sandro tuvo miedo veía los ojos de maldad del hombre… quería hablar y sentía que estaba helado… “no… no… no me vaya a disparar, era jugando”. “Que no sepa yo que estás asustando gente”… le dijo el hombre…

Desde esa noche se acabaron las bromas en el Bulevar de Sabana Grande…

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