Aníbal, Ramón y Carla eran amigos en aquellos tiempos de la Universidad Experimental Libertador; siempre se iban por el Henri Pittier para Cata o Choroní, habían escuchado de la niña que sale supuestamente en el parque.
La leyenda data de hace muchos años donde las personas aseguran ver a una niña correr que provoca accidentes. “Un día de estos nos vamos bien entonaos pa’ la playa para ver si de verdad sale”; decía Aníbal.
Todo lo ponía en duda, “eso lo inventan pa que uno no se vaya de noche pa’ la playa”, decía. Varias veces se iban todos en el viejo Malibú subiendo a la playa, luego de una noche de rumba. “La noche es joven, son las dos de la mañana, vamos pa’ la playa”.
“Vieron que allí no sale nada, es cuestión de la gente, cuantas veces no hemos venido y tu ves que no hay nadie”, decía. Mientras que Ramón y Carla permanecían callados ante la incredulidad de su amigo.
“Bueno yo no la he visto, no la quiero ver tampoco”, decía Carla. “Ustedes si tienen miedo a todo, esta noche me voy solo y listo”; dijo Aníbal. En efecto aquella noche se fue luego de la una de la mañana para Choroní.
La niña en el Henri Pittier
Cuando subía el volumen al reproductor para estar mejor al volante vio un celaje que pasó rápido y frenó de repente. “Bueno tranquilo, no vi nada, no pasó nada”, cuando ve algo oscuro que se movió rápidamente.
El Malibú se le apagó en plena subida… “bueno pero te vas a echar a perder ahorita”. No le quedó más remedio que bajar del carro; no quería reconocer que el miedo y los ruidos de la noche lo ponían inquieto.
Comenzó a escuchar golpes en la parte trasera del carro… “bien bueno pues, quien me golpea el carro”. Se bajó alumbrando con la linterna y no había nada, esperó y el carro volvió a prender.
“Me voy de aquí, bajó a la playa y listo”, cuando el carro más adelante volvió a fallarle y a apagarse. Nuevamente escuchó los golpes en la maleta del vehículo. “Dios mío señor que pasa».
Pero cuando prendía el carro sentía como si tuvieran personas impidiendo el paso, «pero que le pasa a este carro». Los golpes se hicieron más fuertes en la maleta… mientras rezaba con mayor rapidez.
Ya en Choroní…
Como pudo aceleró el carro, cuando vio que volvió a ver como si alguien pequeño corría en la oscueridad.
Emilio, uno de los lugareños de Choroní le dijo al testarudo joven al llegar pálido en aquella madrugada. “Seguro que le salió la niña y no quiere decir nada”… el joven permanecía callado. “Nunca diga que allí no sale nada, eso que le pasó le pasa a los incrédulos».
La leyenda de la niña del Henri Pittier suena desde los años setenta en la zona.
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