Héctor, Samuel y Víctor estaban en la montaña del Ávila en aquella noche de marzo de 1983. Habían subido por zonas donde los guardaparques no los verían. El objetivo como siempre era prender el cerro.
“Ya sabes esta noche cuando nos vayamos la intención es prender candela al cerro”; decía Víctor. “Aquí no nos puede pasar nada, además eso lo hacemos para llamar la atención”; decía Samuel en aquella noche de marzo. Le gustaba la adrenalina, los retos y luego salir ilesos del lugar. «Cualquier cosa no somos»
Eran aventureros del Ávila incluso habían hecho mapas improvisados para no perderse en el lugar. “Le prendemos fuego y luego nos hacemos los locos, veremos el cerro arder, desde la casa”, decía Héctor.
Entre conversas, aquella noche ya tenían todo listo y el objetivo era irse poco a poco hasta la zona. Prender fuego y luego huir del lugar, “esto lo hacemos todos los años y no nos ha pasado nada. Esta noche tampoco pasará nada”.
El trío de jóvenes estaban ya listos y con linternas alumbraban el camino en el cerro, y regaron la gasolina y enseguida la maleza que estaba ya seca comenzó a arder. “Mira ya aquí chao contigo, esto arde y nos piramos de aquí”.
La montaña comenzó a quemarse y el viento soplaba fuerte y la candela creció quedando entre ellos. Víctor salió corriendo mientras no veía a los demás, le pareció extraño que el fuego se extendiera tan rápido… ¡Dios mío que pasó aquí!
La montaña del Ávila
Samuel quedó en medio de la nada y se había doblado el tobillo mientras pretendía huir del lugar. Como de Héctor tampoco se supo nada… ¡auxilio! ¡Auxilio! Gritaba Víctor pero nadie lo escuchaba en aquella altura.
Mientras que el sonido del fuego los amenazaba, Samuel se lanzó en el monte que sentía fresco. “Solo nos viene a pasar eso ahora”, divisa a Víctor que estaba cerca… ¡vámonos de aquí!, decían.
Sentían que el calor los estaba abrazando y no encontraban hacia donde salir. Se sentían ahogados por el humo en el lugar, sintieron que llegó alguien. “Bien bueno que pasaron su susto, esto es pa’ que sigan”.
Sentían voces de otras personas que los tomaron del lugar y sintieron que estaban siendo llevados montaña adentro. ¿Quiénes son ustedes? … decía Víctor… mientras las personas hablaban entre ellos.
En la madrugada…
Los jóvenes sentían quemaduras en gran parte del cuerpo… y una voz le hablaba con autoridad en medio de la noche; en un lenguaje extraño… “Utedes son lo que queman nuestra montaña, lo salvamo pa’ que sepan que malos no somos. Eta es nuestra montaña, fuera de por aquí”, decía aquella voz misteriosa.
“No nos hagan nada”, decía Samuel… “Ya cállese nosotros no le vamos a hacé ná”… los jóvenes sintieron que los dejaron en un río… y las personas extrañas se marcharon del lugar.
Al otro día unos guardaparques encontraron a los jóvenes con vida en el río… mientras estos le narraban lo sucedido… los guardias le decían… “si tá bien los agarraron los indios, igual eran ustedes los que quemaban la montaña del Ávila”…
«Los personajes y hechos retratados en esta historia fueron hechos en bases a narraciones de las personas. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas; o con hechos reales es pura coincidencia«.
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