Para festejar a un cumpleañero, en este 12 de enero, puedes preparar una pizza cinco quesos que les encantará a todos por su sabor y contraste.
Desde los niños hasta los adultos son amantes de la pizza, porque puedes elaborar según tus gustos y hacer un colorido gastronómico.
Muchos optan por la pizza clásica, de jamón, champiñones, salami, pepperoni e funghi, con un toque picantito que encanta.
Sin embargo, a los más pequeños, es mejor elegir una pizza cinco quesos. Te aseguro que es una receta infalible.
Para esta receta, lo ideal sería utilizar, el queso mozzarella de búfala, como base y completando con otras variedades, tanto de vaca, de oveja o de cabra. Sin embargo, según tu presupuesto puedes combinar el que mejor se asemeje a lo que deseas.
Ingredientes:
- Masa para pizza refrigerada o bien masa casera
- Mozzarella fresca
- Salsa de tomate 3 cucharadas
- Queso Gorgonzola al gusto
- Queso Cheddar al gusto
- Queso de cabra al gusto
- Queso emmental al gusto
- Orégano seco para añadir al final
Cómo hacer pizza:
Si queréis hacer la base de pizza casera, seguid estas instrucciones para hacerla perfecta. Si optáis por comprar una base de pizza refrigerada, os recomiendo para esta pizza que elijáis las de formato rectangular, ideales para cortar en porciones y que podéis hornear directamente en la bandeja del horno.
Sobre la base, extendemos el tomate con el dorso de una cuchara. Para esta pizza que no lleva más ingredientes que el queso, me gusta usar un tomate frito casero y sabroso para que aporte carácter y se note su sabor, ya que la presencia de un queso azul como el gorgonzola y el rulo de queso de cabra podrían ser dominante.
A continuación, repartimos la mozzarela – mejor comprar una bola de la DO mozzarella de búfala campana auténtica y darle pellizquitos para repartirla bien por la superficie. Añadimos también seis rodajas de un rulo de cabra, distribuyéndolas de forma equitativa.
Cubrimos el resto de la pizza con trocitos de queso gorgonzola, que aportará un sabor increíble y terminamos con el emmental rallado y con mucho cheddar troceado, que le darán el toque fundente, haciendo que nuestra pizza esté llena de hilos al comerla. Horneamos a 230º C hasta que los bordes de la pizza estén bien dorados y la comemos inmediatamente tras espolvorearla con un buen pellizco de orégano que completará su aroma.
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