En las recientes elecciones anticipadas en España, ningún partido obtuvo la mayoría de los votantes y, como resultado, el ambiente político se ha mantenido igual. Dos partidos políticos han unido sus fuerzas para desafiar a la actual administración, y una de sus estrategias es utilizar las apuestas deportivas como arma política.
Juntos, el Partido Popular (PP) y Vox plantean un serio desafío al gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Tras darse cuenta de que cada una de sus campañas por separado tenía escasas o nulas posibilidades de desbancar al partido en el poder, ambas formaciones decidieron unir sus fuerzas.
La coalición PP/VOX estuvo a punto de hacerse con el poder después de que el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, convocara nuevas elecciones. Pero ni esta coalición ni el PSOE obtuvieron la mayoría de los votos. En estos momentos, ambos bandos buscan activamente nuevos apoyos.
La política como forma de juego
PP/Vox ha dado luz verde a la apertura de 36 nuevos establecimientos de apuestas deportivas en toda la región de Castilla y León, la mayoría de los cuales se ubicarán en las provincias de Salamanca y Valladolid. Los gobiernos de Castilla y León, encabezados por Alfonso Fernández Maueco, del PP, y Juan Garca Gallardo, del PP de Vox, han concedido a Sportium licencias para desarrollar nuevos activos hasta 2026.
A primera vista, esto parece un desaire al Ejecutivo español, que el pasado mes de marzo remitió al Parlamento una nueva ley del juego para su tramitación. La ley establecía una distancia mínima entre las casas de apuestas y los colegios y entre los locales de juego, que hasta ahora sólo aplicaban algunas comunidades autónomas.
No hay pruebas de que la alianza PP/Vox aprobara los locales de apuestas adicionales para ganar votos. Pero su decisión demuestra que los dos grupos están trabajando activamente contra el PSOE y sus políticas en varios frentes.
El aumento del número de establecimientos de apuestas deportivas autorizados en la región coincide con un aumento de la concienciación pública y de la conversación sobre el problema de la ludopatía. Esta última decisión de PP/Vox va en contra de la postura contraria al juego del PSOE y del Gobierno español.
Algunos afirman que quienes ya están en desventaja son más propensos a desarrollar una adicción al juego. La autoridad española del juego y el Ministerio de Hacienda, del que depende, han invertido mucho tiempo y esfuerzo en ampliar las leyes del juego, una medida que no parece contar con el apoyo de la decisión del PP/Vox. Por lo tanto, la unificación del gobierno y sus acciones relativas a la supervisión del juego son actualmente objeto de una acalorada controversia.
Crítico para el futuro de España
Hay más en juego que los pros y los contras del juego y las apuestas deportivas en Solbet y en cualquier otra plataforma. El rápido ascenso al poder de la coalición PP/Vox pone de relieve la fragilidad política de España, y el nivel de luchas políticas internas en el país ha alcanzado nuevas cotas.
El PSOE y PP/Vox están haciendo un esfuerzo adicional para conseguir apoyos. La próxima reunión del Congreso está prevista para el 17 de agosto.
Para ganar, un candidato necesita el apoyo de al menos 176 de los 380 diputados con derecho a voto. Actualmente hay 172 que sólo algunos grupos controlan totalmente.
Si nadie obtiene el número de votos necesario, se celebrará una votación simple, siempre que los diputados estén de acuerdo. Si eso no ocurre, los legisladores tienen 60 días para elegir un nuevo Presidente del Gobierno. Habrá nuevas elecciones en España si el parlamento actual no puede alcanzar un compromiso antes de ese plazo.
El partido Vox también ha manifestado su deseo de desmantelar los Mossos d’Esquadra, la fuerza policial independiente de la comunidad que sustituye de hecho a la Guardia Civil y la Policía Nacional españolas.
Problemas similares a los de la comunidad autónoma vasca de España podrían surgir si la coalición ganara y Vox se saliera con la suya. La organización separatista Patria Vasca y Libertad (ETA por sus siglas en euskera) lleva décadas luchando por la independencia de España recurriendo a actos terroristas.