Michael y Nelson alcanzaban los diez años, y les sorprendió un objeto extraño en el cielo en una tarde de papagayos. Llegaron a un terreno y en el mes de agosto de 1968 por ser de vacaciones se quedaron viendo que algo venía cayendo a lo lejos.
La parte de un pedazo de un binocular le permitió a Nelson ver un poco más de cerca lo que venía cayendo del cielo. Estaban a kilómetros de distancia de donde un objeto cilíndrico venía a toda velocidad.
El mismo venía de lado como si hubiese entrado a toda velocidad a la atmosfera de nuestro planeta. A una velocidad que llamaba mucho la atención, los niños veían a los lados buscando si alguien más veía el objeto.
¡Parece un tubo de ensayo gigante!, dijo Nelson dando el binocular a Michael. Se quedaron boquiabiertos mientras aquello cada vez los sorprendía más, “No encuentro saber que es, pero mira a la velocidad que cae”, dijo Michael.
Los niños se quedaron sin moverse durante varios segundos, atentos a lo que veían sus ojos. Lo que más les sorprendía era que el objeto venia soltando nubes de humo. “Es como un cohete”, dijo Nelson.
Un objeto extraño en el cielo
En apenas segundos quedaron viendo aquel objeto el cual, no encontraban forma, “no sabemos que sea”, dijo Michael. El objeto cayó en un lago cercano, pero estaban aún lejos de llegar en bicicleta.
Luego con los días se acercaron al lago pero sin encontrar absolutamente nada como tampoco sin tener una clara pista de lo que habían visto. “No sé lo que vieron pero seguro es algo de su imaginación”.
A pesar de los años que han pasado, los ahora adultos no tienen una clara respuesta de lo que caía del cielo aquella tarde.
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