La última vez que hicimos una campaña electoral para diputadas y diputados a la Asamblea Nacional, cometimos varios errores de forma y fondo que le abrieron cabida a las falsas promesas de la oposición y le permitieron obtener mayoría simple en el hemiciclo parlamentario.
La oposición llegó sin rostro a controlar buena parte del poder legislativo con la falsa promesa de que si el pueblo votaba por ellos, haría “la última cola”.
La campaña opositora, se basó única y exclusivamente, en narrar los padecimientos cotidianos del pueblo y culpar al gobierno.
Ganaron, pero además de no encargarse de cumplir la promesa de “la última cola” se dedicaron a conspirar contra el resto de los poderes públicos y a asociarse con fuerzas extranjeras para fortalecer un bloqueo logístico, financiero y naval que perjudica a la Nación en su conjunto y ha beneficiado a esa élite política con jugosos negocios que se evidencian en las comisiones obtenidas por legitimar la venta en remate de CITGO, el dinero recibido para “ayuda humanitaria” y más recientemente el presupuesto que se auto aprobaron con dietas en miles de dólares, así como seis millones de dólares más que Estados Unidos les deja caer como migajas del gran banquete que representan los recursos financieros venezolanos represados en la banca internacional. Este desfile de millones, hace que ese sector opositor no quiera elecciones. Entre otras cosas, porque el conflicto político en sí mismo, representa para ellos un gran negocio.
En la campaña electoral en la que ganaron estos diputados saqueadores como Freddy Guevara, Juan Guaidó o Julio Borges, quienes integramos los partidos de la Revolución Bolivariana cometimos errores de forma y fondo que en esta oportunidad no podemos repetir.
Para no repetirlos, estimulamos el debate con algunas pinceladas de forma y fondo que convendría analizar.
De forma
Una campaña genérica nacional que muestre nuestra intención de voto como un acto de lealtad hacia nuestro liderazgo histórico e importante, pero no suficiente. A las revolucionarias y revolucionarios nos une un liderazgo histórico: El Árbol de las tres raíces (Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora) que fue regado y cultivado por Hugo Chávez quien delegó en Nicolás Maduro la continuidad de este proyecto.
Sin embargo, una campaña donde de manera genérica se plantee que votar es honrar a Chávez, es importante, pero no lo único importante. Conviene saber por qué Chávez no unifica y además necesitamos con urgencia hacer saber –o recordar- que además del liderazgo, nos une un plan.
Los asesores de Guaidó, que saben de marketing pero no de política ni de Venezuela, justificaron el acto de auto proclamación de manera muy sucinta: “Cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres”. Con ese discurso se han embolsillado cualquier cantidad de dinero proveniente de financiamientos internacionales. Al menos en lo discursivo, les trajo resultados en términos de apoyo. Lamentablemente se trata de un discurso vacío que no conduce a ninguna parte, pero como estrategia de campaña tuvo su empuje.
Nosotros, que si tenemos un plan, un liderazgo y un partido organizado, nos hace falta sazonar nuestro trabajo con algo de concreción discursiva: Cese del bloqueo logístico y financiero, Recuperación de la industrialización nacional, Paz y democracia plena. Esas pueden ser tres bases discursivas que resuman el Plan Nacional en términos de la campaña 2020.
Quizá pueda escribirse de manera más corta y pegajosa, pero la idea central es que superar el bloqueo, recuperar la industria y garantizar la paz en democracia, son nuestras tareas políticas y nuestra ruta parlamentaria.
De fondo
Cuando hablamos de cese del bloqueo logístico y financiero, separamos esto de a idea de “sanciones” porque recibe una sanción quien ha hecho algo mal, algo fuera de norma. Quizá en términos materiales el bloqueo es justificado por el imperio a través de la aplicación de sanciones unilaterales que jurídicamente no tienen pies ni cabeza, pero que en el mundo material y cotidiano es un bloqueo, un ataque…
Debemos tomarnos la molestia a nivel comunicacional de mostrar nuestros indicadores económicos de los años 2007 al 2014 (Antes del bloqueo sancionatorio iniciado por Obama y profundizado por Trump) y los indicadores de 2015 a 2020. No tiene que ser el mega documento, pero si es necesario que se entienda con claridad dónde está la mayor carga del problema que vivimos en la economía nacional. Diagramar eso y posicionarlo sería fantástico. No es suficiente decir “ellos son los malos y nosotros los buenos” conviene graficarlo, argumentarlo y explicarlo de la manera sencilla, pero contundente.
Referirnos a la recuperación de la industrialización nacional significa hablar de los estímulos que está recibiendo el sector para impulsar nuevos emprendimientos: Un acuerdo de armonización tributaria en el nivel municipal que reduce las alícuotas de ese sector, un plan para exonerar de impuestos nacionales, municipales y del SAREN a las nuevas empresas que surjan con capital privado y se dediquen a la transformación de materias primas para la producción industrializada de productos terminados, son tareas concretas que se están haciendo desde el Ejecutivo Nacional y Municipal que deben ser continuadas en la agenda legislativa de la venidera Asamblea Nacional.
Paz y democracia plena, no es más que la profundización de la transferencia de recursos y competencias a la organización popular. El Clap ha sido un modelo exitoso de distribución organizada desde la comunidad. ¿Por qué no comenzar a acopiar y empaquetar en las comunidades donde sea logísticamente posible? Así nos ahorramos las cajas de cartón y los intermediarios. ¿Podemos terminar de transferir la distribución del gas doméstico en hogares y comercios a esa estructura de manera directa?
Por último, debemos basar buena parte de la campaña en hacer notar que con el voto 2020 se está evaluando la gestión del poder LEGISLATIVO no la del ejecutivo. Debemos comparar los logros de la Asamblea Nacional dirigida por la Revolución y la gestión de la Asamblea Nacional dirigida por la oposición. Sólo mostrar eso, nos dará la clave de si votar o no, y por quién conviene hacerlo.
Por Marcos Meléndez
@marcosmelendezm